_
_
_
_
_

'Trainspotting', versión 'cheli'

La célebre novela acerca al teatro las miserias juveniles

Trainspotting nació como novela de la pluma de Irvine WeIsh; Harry Gibson trasladó las andanzas de los yonquis escoceses a un guión teatral. La película de igual título ya estaba de moda en Inglaterra cuando Eduardo Fuentes vio la versión teatral en Londres. Se estrenó en Madrid a principios de octubre y su tirón animó a Fuentes y a la productora Pasionarte a desdoblar la cartelera y llevar Trainspotting al teatro Alfil a partir del viernes.Las diferencias de ambas adaptaciones no las marca sólo el medio de expresión (cine o teatro), ni el ambiente, ni el lenguaje necesariamente malsonante. La distancia entre lo que se proyecta y lo que sucederá sobre las tablas del teatro Alfil es nada menos que una declaración de intenciones.

"No hay demasiados tacos ", explica Eduardo Fuentes, director de la versión teatral. "Lo más difícil ha sido traducir los giros. En Estados Unidos, la película ha llegado a prioyectarse con subtítulos. Con Trainspotting te identificas fácilmente porque los personajes, en Edimburgo y en San Blas, se parecen mucho a la gente que nos rodea", añade.

"La banda sonora que ilustra esta sarta de miserias juveniles es, en la película, una estrategia comercial más: llena de músicos de moda, bien diseñada. Pero yo he optado por un tecnobakalao que potencie el factor dramático de algunos comentarios", asegura. Los actores -Nancho Novo, Roberto Cairo, Antonio Gallego y Alexandra Fierro, promotora económica del montaje- salpican al público con su lenguaje y tratan de implicarles recorriendo a oscuras las butacas. Pero no se engañen. "No es teatro interactivo ni busca el manido concepto de la participación", explica el director. "Quiero que, con esos paseos a oscuras, los intérpretes sigan soltando sus mensajes".

Antes de su estreno oficial, Trainspotting realizó una gira universitaria por la Autónoma y la Carlos III de Getafe. Allí, cuando el actor Nancho Novo aseveró gritando que "estudiar una carrera es una gilipollez", el público estalló en vítores. Mientras otro actor temblaba ante el siempre iniciatico contacto con el caballo, los 400 estudiantes no pudieron contener la risa. "Lo entendieron muy bien", dice el director. Los estudiantes, receptivos, pero reacios a pasar por taquilla, opinaron: "Me pareció más divertido en cine", "me ha llegado mucho más que la película", "el teatro nunca estará a nuestro alcance, es muy caro", sentenció la mayoría.

Al equipo teatral ni le gusta ni le disgusta la coincidencia con la película. Fuentes no se cansa de repetir que "ésta es otra historia". "La película frivoliza temas importantes de la novela", opina.

Fuentes recuerda que en sólo 20 días tuvo que formar la compañía y que han sido 40 los intensos días de ensayo: "No hace falta más. El reparto funciona". El término Trainspotting designa un juego que consiste en contar trenes, pero también las marcas de la jeringuilla en las venas. "Hay que saber cuándo pasa nuestro tren y no perderlo", concluye Fuentes, que rechaza la "dosis de moral" de la película.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Trainspotting se estrena el viernes en el teatro Alfil.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_