Más tiempo de trabajo y menos salarios y fiestas
A las puertas del siglo XXI, cuatro millones de trabajadores británicos -un 41% más que en 1984- trabajan más de 48 horas a la semana, colocando a su país a la cabeza de los socios europeos en lo que a largas jornadas laborales se refiere. La directiva comunitaria pretende cambiar esta situación. Los sindicatos sí parecen haber entendido la esencia de esta legislación, y el secretario general de la confederación que agrupa a todas las centrales, John Monks, ha dejado claro que los trabajadores irán a los tribunales para exigir la aplicación de la directiva de Bruselas. A lo largo de 17 años sucesivos gobiernos conservadores han sentado las bases del "milagro económico" británico sobre retribuciones moderadas, largas jornadas laborales, ausencia de salario mínimo y pocas fiestas.La polémica sobre jornada laboral semanal con la Unión Europea ha permitido a la Prensa británica desempolvar estadísticas que no pintan al país con colores demasiado brillantes en lo que a derechos de los trabajadores se refiere. Al menos 2,5 millones de empleados carecen de vacaciones pagadas, mientras algo más de cuatro millones disfruta de menos de tres semanas al año de vacaciones remuneradas. La cifra de los que no llegan a las cuatro semanas es de 5,9 millones de trabajadores. Durante años, la fijación de un salario mínimo ha sido el caballo de batalla de los sindicatos británicos que sólo han conseguido arrancar una vaga promesa al Partido Laborista de que revisará la situación cuando llegue al poder.
La decisión del Tribunal Europeo que incluye el derecho de todo trabajador -también el de los empleados a tiempo parcial- a disfrutar de cuatro semanas de vacaciones pagadas, representará, de acuerdo con estimaciones oficiales, pérdidas de 2.000 millones de libras. Sin embargo, el impacto de la sentencia tendrá a juicio de los sindicatos efectos beneficiosos en la salud y bienestar de los trabajadores y, a la larga, en la calidad del trabajo. Los expertos consideran que en el Reino Unido se pierden una media de 40 millones de horas de trabajo -8.000 millones de libras- debido a bajas laborales causadas por el stress y el agotamiento.
En el resto de los países comunitarios las leyes sí fijan una jornada semanal máxima y la más reducida es la francesa, con 39 horas. En España, Bélgica, Luxemburgo y Grecia el tope está en 40 horas, y el resto de los países coincide con la norma comunitaria en una jornada semanal máxima de 48 horas, aunque el tiempo de trabajo pactado en convenio suele ser inferior.
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