La 'legua del Rey', legua de la muerte
La reparación del tramo más peligroso de la N-I, en el Condado de Treviño, pendiente del Tribunal Constitucional
Los automovilistas que dejan su vida en el asfalto del kilómetro 333 de la N-I nunca sabrán que ese punto señala el centro de la legua del Rey. Ese tramo, de poco más de una legua (5,5 kilómetros) es el de mayor siniestralidad mortal de la carretera de Madrid, a Francia por Irún (Guipúzcoa). Tres víctimas en 1994, cuatro en 1995 y varias -aún no se han cuantificado- en 1996, una el pasado 10 de mayo. La llamada legua de Rey "es muy mala, la peor de toda la N-I", dicen en la agrupación de Tráfico que tiene encomendada la custodia de esta demarcación. El mojón del kilómetro 333 se encuentra casi frente al cuartel de la Guardia Civil, donde el año pasado volcó un autobús de portugueses. Unos metros adelante, flanquedos también por las dos calzadas, la gasolinera y el restaurante Palacios. Su gerente desde hace 13 años, José Julián Bastarrica, está acostumbrado a recibir noticias de los camiones que caen al Zadorra: "En cuanto caen unas gotas, van a parar al río; es terrible".
Por esta carretera circulan diariamente más de 27.000 vehículos de los cuales casi un 30% son pesados, los que llevan mercancías de la península -y el Magreb- al resto de Europa y viceversa. Es una ruta internacional desde tiempo inmemorial. Ya en el año 1200 era el itinerario más frecuentado entre Castilla y Francia y trayecto, oficial para el correo, por lo que se denominaba Camino Real de Postas y así figura en los itinerarios de viajeros del siglo, XVIII, según los cronistas.
La pasada semana, la diputada peneuvista por Álava, María Jesús Aguirre, defendía en la comisión que debate los presupuestos de 1997 una partida de 4.000 millones de pesetas para reparar está carretera. Sin mucha convicción. José María Aznar estaba de visita en Bilbao para celebrar un acuerdo de más alcance con el PNV y el Gobierno vasco. No iba a prosperar. Aguirre iba armada de una copiosa documentación sobre la legua del Rey, ese tramo de la N-I comprendido entre los kilómetros 329,45 y 336,15, que coinciden con la travesía de la carretera por el Condado de Treviño, la isla burgalesa en el corazón de Álava.
En las notas históricas de Aguirre se dice que el tramo denominado legua del Rey "estuvo a cargo de la Corona y con posterioridad, desde su creación en 1851 del Ministerio de Fomento hasta que, por fin, en 1870 fue cedido formalmente a la provincia de Álava".
Bajo estas condiciones, la Diputación Foral de Álava ha venido ejecutando en el siglo pasado y éste todas las obras de mejora y adaptación que ha requerido la N-I a lo largo de los 70 kilómetros de su itinerario por la provincia, incluidos los 6,7 del Condado de Treviño. El pasado día 25 entró en servicio el último tramo que faltaba por desdoblar, siempre con cargo a la Diputación alavesa.
Esta institución se plantea ahora modificar el trazado de la legua del Rey entre Armiñón y las Conchas de La Puebla de Arganzón, hacer una variante en esta población y ampliar el desfiladero que comparte con el ferrocarril Madrid-lrún y el curso del río Zadorra. Pero no lo podría hacer aunque el Parlamento de Madrid concediera la dotación de 4.000 millones que solicita.
En 1989, Felipe González, entonces presidente del Gobierno, presentó un recurso de inconstitucionalidad contra el Plan General de Carreteras del País Vasco, en el que incluía la legua del Rey entre sus competencias. Es decir, desde 1989, la Diputación Foral de Álava entiende que el Estado le tiene vedada cualquier actuación en el tramo de la N-I por el Condado de Treviño.
"No tenemos autoridad para entrar ahí, ni se acotan las competencias ni los dineros. Nosotros hemos sido los únicos que los he mos gastado y no se nos ha correspondido", dice Juan José Ochoa de Eribe, Diputado Foral de Obras Públicas de Álava. "¿Ya vale, no? Pasan los años y, mientras decimos si son galgos o podencos, la gente se sigue muriendo". Ochoa de Eribe lamenta que la Administración central no permita que Álava toque la N-I por el Condado de Treviño y tampoco se haya gastado un duro en esta demarcación: "Ni en la legua del Rey ni en la circunvalación de Miranda de Ebro. Ni un duro. Actúa como el perro del hortelano, que ni come ni deja que coman los de más. Cada tres meses hago declaraciones. He dicho de todo, pero no se dan por aludidos. En Álava somos tan poquitos...".
Como la legua del Rey no son las Hoces del Cabriel y el Tribunal Constitucional tiene muchos asuntos por resolver -desde 1989 tiene pendiente de sentencia este recurso y, de momento, no lo tiene en su agenda, según fuentes jurídicas- se queda como está, cobrándose más heridos y víctimas mortales. La Diputación sigue maniatada y el Ministerio de Fomento, en declaraciones de su portavoz, ni tiene partidas para la legua ni nada que decir en tanto no haya una sentencia del máximo tribunal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.