Una intervención para casos graves
La cirugía de Borís Yeltsin es ahora la operación, de corazón más frecuente. La enfermedad causal es la arterioesclerosis, que obstruye lentamente las arterias del organismo y afecta principalmente al corazón (arterias coronarias), las arterias de las piernas, las renales o las carótidas. Es un proceso generalizado, aunque asienta preferentemente en una localización arterial. Tenemos la certeza estadística (sobre miles de pacientes) de que existen factores o hábitos de vida que precipitan su aparición. La costumbre de fumar multiplica por cuatro el riesgo, el colesterol elevado en sangre es un factor de similar potencial y tienen menor peso la hipertensión y la diabetes. La obesidad y la personalidad agresiva o compulsiva también influyen.La obstrucción de las arterias coronarias se conoce como cardiopatía isquémica o coronaria. Si las lesiones son parciales producen dolor de pecho (angina): el músculo cardiaco protesta porque no recibe suficiente sangre y oxígeno. La angina suele desaparecer en unos 10 minutos con reposo o fármacos. Cuando una placa obstructiva cierra totalmente la luz de la arteria coronaria se produce el temido infarto.
El corazón se irriga por tres arterias coronarias que corren por la superficie del músculo cardiaco. Tienen unos tres milímetros de diámetro y van adelgazándose a medida que dan ramas. Se recomienda la cirugía a los pacientes con obstrucciones graves, de más del 70% de la luz de las arterias coronarías, y que padecen angina que no responde al tratamiento con fármacos. Además, la cirugía coronaria prolonga la vida de los pacientes con obstrucciones graves o múltiples. La operación consiste en saltar las lesiones, interponiendo injertos (by-pass o puente) de vena o arteria directamente desde la aorta a la arteria enferma, más allá de la obstrucción.
Cada año se realizan unas 8.000 operaciones de este tipo en España.
Se necesitan entre dos y cuatro horas para realizar la cirugía, y en general se construyen entre dos y cuatro injertos aortocoronarios por paciente. Realizados los injertos, se reestablece el latido cardiaco, se neutraliza la anticoagulación y se retira la circulación extracorpórica. El paciente pasa a la Unidad de Vigilancia Intensiva y se le mantiene dormido entre 12 y 14 horas. Al día siguiente suele subir a su habitación y permanece ingresado entre 6 y 10 días. El riesgo quirúrgico, incluyendo el posoperatorio, es de 2% en los pacientes habituales. Los infartos previos con grandes cicatrices en el corazón, la edad avanzada (más de 75 años) y la coexistencia de otras enfermedades importantes, como diabetes, insuficiencia renal o respiratoria, pueden elevar el riesgo significativamente.
Juan José Rufilanchas es cirujano cardiaco en el Hospital Doce de Octubre. Madrid.
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