Recortes sanitarios

Me dirijo a su periódico para expresar mi crítica sobre la situación actual que se vive en Oncología del Hospital Niño Jesús de Madrid.Como ustedes saben, éste es un centro especializado en el tratamiento de niños con todo tipo de enfermedades; en mi caso concreto, tengo una niña de seis años que padece leucemia.

Llevamos cuatro meses de tratamiento en este centro, durante los cuales el trato del personal sanitario, tanto con mi hija como con nosotros mismos, ha sido correctísimo a todos los niveles.

Al comienzo de la enfermedad se nos comunicó por escrito que nuestra hija necesitaría un transporte individualizado hasta el hospital, debido a que tanto su enfermedad como el tratamiento la provocaría continuas bajadas de defensas que harían peligrar su salud si los desplazamientos se produjesen en sitios cerrados frecuentados por mucha gente, como son los medios públicos: de transporte.

Hace tan sólo unos días, y estando mi hija a mitad de un tratamiento de quimioterapia en altas dosis, se nos dice, por parte del responsable del equipo médico, que ya no es necesario que a mi hija la traslade una ambulancia porque hay que "recortar gastos" y el hospital no puede pagar una ambulancia para estos niños, dándosele como solución a mi mujer que su padre la trajera y llevara. Al comentar esta situación con otros padres, con niños todos de Oncología, me sorprendió conocer que les ocurría lo mismo, aunque no residiesen en Madrid y sus hijos tuviesen incluso tumores en las piernas que les impidiesen andar.

Si a esto le unimos que aunque sus padres quisiésemos o pudiésemos soportar el coste económico que esto supone, al llevarlos nos encontramos con que nos está negado el acceso al hospital con vehículos particulares en las horas de consulta, ya que el espacio de aparcamiento está reservado para el personal del hospital y todos sabemos lo difícil que es aparcar un coche en la zona que circunda el mismo.

Unidas estas circunstancias, quiero expresar mi más enérgica protesta por esta situación, ya que esto me hace pensar que el recorte puede llegar hasta en las dosis de medicación que mi hija necesite para poderse curar.

Por otro lado, lo que me apena profundamente es ver cómo por un motivo como es el económico se perjudique una atención tan de primera línea como se había estado teniendo con nosotros por el personal sanitario, al que quiero aprovechar para felicitar ya que sé que esto no es culpa suya, y me imagino, como profesional que soy, lo difícil que tiene que ser para un médico enfrentarse a estas trabas "de despacho" que le tiran por tierra un trabajo tan eficiente como el que están desarrollando con mi hija.-