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INVASIÓN DE QUIMONOS

Más de 400 japoneses, todos vestidos con el típico quimono, recorrieron ayer diversas calles de Segovia y bailaron la jota castellana a los pies del acueducto, compartiendo la tradicional tajada de chorizo con más de dos centenares de mujeres de diversas asociaciones vecinales, ataviadas con el traje de segoviana. Mientras que el alcalde de Segovia, Ramón Escobar, no paraba de decir que esta ciudad ya no es sólo lugar de encuentro de culturas occidentales, sino también orientales, el embajador de Japón en España, Jutaro Sakamoto, abogó por la comprensión mutua entre los hombres para convivir en paz y armonía. El presidente de la asociación de la Recuperación de Tradiciones y quimono Japoneses, Shotaro Inohara, entregó a Escobar un modelo de esta típica prenda oriental, en seda natural, con los principales monumentos segovianos pintados a mano, valorado en más de tres millones de pesetas, advirtiéndole que no se trataba de un mero elemento de vestir, sino de un símbolo espiritual de la cultura japonesa, donde se expresa la paz y la tranquilidad interior. Una de las mujeres de este grupo de japoneses, que en años anteriores han realizado excursiones similares a Alemania e Italia, no entendió muy bien qué le quería decir una segoviana cuando la piropeó llamándola "cara dulce", pero sí mostró una gran admiración cuando en su idioma le explicaron que el Alcázar de Segovia era una fortaleza de la época de los árabes y que había sido sede de reyes en la alta Edad Media, aparte de que en la sala donde se encontraba había 52 estatuillas de reinas y reyes españoles de los siglos VIII al XVI.-

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