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El jardín del ladrido estresado

El recinto acondicionado en el Retiro para perros pone nerviosos a los animales por la superpoblación

Antonio Jiménez Barca

Lo primero que hay que hacer cuando se entra en el recintob que el Ayuntamiento acondicionó hace 15 días para uso exclusivo, de perros y dueños en una esquina del parque del Retiro es asegurarse de que la puerta queda bien cerrada; de lo contrario, los animales, que sufren en este sitio algo parecido a lo que padece cualquier usuario del metro en hora punta, tienden a poner patas en polvorosa y escaparse, con la consiguiente estampida de propietarios detrás para evitar, por un lado, que el perro se pierda definitivamente en el parque y, por otro, que la policía les atice con un multazo de 15.000 pesetas por llevar al animal suelto.El recinto, enclavado cerca de la glorieta del Ángel Caído, tiene alrededor de 500 metros cuadrados de campo, árboles recién plantados y desniveles capaces de procurar a un perro un entretenimiento asegurado. Pero los perros, animales sociales al fin y al cabo, tienden a concentrarse todos juntos en un esquinazo adornado con una fuente. Y entonces ocurren cosas extrañas entre los alrededor de 20 perros que diariamente visitan el recinto: violentos ladridos a discreción, persecuciones, juegos que acaban en peleas" peleas que acaban en juegos y perros aterrados que se esconden, debajo de un banco. "Ellos saben que están encerrados y no les gusta: se ponen muy nerviosos porque se juntan muchos a la, vez", comenta el dueño de un canino, multado hace 15 días por la policía con 15.000 pesetas por llevar a su boxer sin correa por el parque. Los propietarios de los animales comprenden a los paseantes a los que no les gusta que los animales vayan corriendo por ahí sin estar atados, y por eso, con cierto aire triste, se resignan a meter a sus animales en esta especie de jardín bien dispuesto pero con aliento de cárcel.

Otro dé los usuarios, que llega todos los días desde Diego de León, recordó que este recinto ya se utilizaba para los animales desde los tiempos de Tierno Galván, pero que el actual Ayuntamiento, del PP, es el que se ha encargado de acondicionarlo y mejorarlo: "Aunque hay cosas que fallan", añadía. "Por ejemplo, han puesto carteles de chapa en el que se nos recuerda que tenemos que ser limpios y usar las papeleras, como si consideraran que los dueños de los perros somos incivilizados. Además, el cartel está a la altura de los perros. ¿Quién quieren que lo lea, mi pastor alemán? En resumen, le pongo un cinco al Ayuntamiento", concluye. Hay quien no acata las normas: un día de la semana pasada, en el parque, sueltos, este periódico pudo contar 20 mascotas.

Problema añadido: si alguien lleva por primera vez a este reservado a su animal favorito deberá armarse de paciencia. En cuanto los perros divisan un congénere nuevo acuden en tropel a su encuentro. Y si el perro novato no tiene los suficientes redaños, acabará debajo del banco.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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