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La campaña olivarera comienza con un fuerte descenso del precio del aceite

Con unas previsiones de cosecha no inferiores a las 650.000 toneladas y precios a la baja, ayer se inició la nueva campaña olivarera. La oferta de aceite para el próximo año es más del doble del obtenido la campaña anterior en el que la cosecha fue de 323.000 toneladas. Frente a los precios de 700 pesetas por kilo en origen que se llegaron a pagar el pasado enero por un aceite lampante (el más puro), en este momento la cotización ha bajado hasta unas 540-550 pesetas y el descenso seguirá hasta quedar muy por debajo de 500 pesetas.

La rebaja de los precios al consumo ya se notará en las próximas semanas, aunque la caída más fuerte no tendrá lugar hasta finales de año y principios del próximo. En diciembre de 1994, antes de la crisis, el precio del aceite en origen era de 350 pesetas el litro. En medios aceiteros se considera que la excelente cosecha olivarera de este año y las buenas perspectivas que se auguran por el excelente estado del olivar y el aumento de nuevas plantaciones en regadío puede suponer el fin de un ciclo duro de dos años que ha supuesto perjuicios para todas las partes. Para los olivareros, porque con las bajas cosechas, aunque han percibido precios superiores, han tenido ingresos mucho más bajos por el recorte en las ventas y las ayudas por producción. Para los consumidores porque han tenido que pagar precios altos y, en muchos casos, abandonar temporalmente el consumo por otras grasas baratas. Para los industriales, porque han tenido que utilizar más recursos en. gastos financieros, asumiendo muchos más riesgos en un mercado que ha llevado a una buena parte de las firmas a reducir beneficios y, en casos como Coosur, a graves pérdidas que se situaban por encima de los 1.000 millones de pesetas entre girasol y aceite de oliva.Según los datos manejados por la Administración, al inicio de la última campaña, el uno de noviembre de 1995, las existencias de aceite eran dé 140.000 toneladas. Un año más tarde, las existencias se habían reducido a unas 36.000 toneladas, aunque medios industriales consideran que la cifra real de existencias no bajaría de las 50.000 toneladas. La producción teórica en la última campaña fue sólo de 323.000 toneladas y el consumo se redujo a 336.000 toneladas. Para la Administración, el consumo cayó un 20%, mientras para los envasadores esa caída en la demanda de aceite de oliva se acercaría al 40%. Un dato importante y significativo es que, a pesar de la subida de precios, las exportaciones fueron de 160.000 toneladas.,

Estas cifras suponen en su conjunto la posibilidad de realizar un empalme de campaña sin problemas de abastecimiento de aceite. En octubre se inició la molturación en algunas zonas y se espera se generalice en noviembre, aunque la oferta importante de aceite y la posibilidad de incidir fuertemente en los precios no se produzca hasta mediados de diciembre.

La escalada de precios en el aceite de oliva se inició en diciembre de 1994 cuando se confirmó la existencia de una primera cosecha a la baja y el agotamiento del aceite almacenado en el viejo SENPA. Desde entonces, por razones psicológicas en unos casos, por tensiones provocadas por el acaparamiento del consumidor, acuerdos de venta en la producción y, sobre todo, por las malas cosechas, los precios tuvieron una subida libre hasta alcanzar las 690 pesetas. Hoy el aceite es un producto a la baja y lo será más en los próximos años si siguen las buenas producciones y no se disparan las ventas en el mundo. Por este motivo, una nueva Organización Común de Mercado (OCM) sin política de intervención o compras públicas supone un muy grave riesgo para el sector de consecuencias imprevisibles para las zonas menos productivas si no hay a la vez ayudas medioambientales para evitar su abandono.

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