Un número

LA SENSIBILIDAD existente respecto a los abusos cometidos en relación al control inforrnático de los datos personales ha llevado a algunos sectores a denunciar como inconstitucional la eventual implantación -algo que por el momento no ha ocurrido- de un número universal y único de identificación personal. Que cada ciudadano fuera identificado en todas sus actividades -como escolar, conductor, contribuyente, trabajador, enfermo- por un mismo número es algo que puede resultar angustioso. Pero, en lugar de especular sobre posibles inconstitucionalidades, mejor sería señalar cuanto antes las cautelas que habría que establecer en el supuesto de que esa situación llegara a producirse.Porque es evidente que un número único de identificación personal, aunque no fuera inconstitucional, sí aumentaría los riesgos de un posible uso de la informática contrario al honor y a la intimidad personal y famillar de los ciudadanos. La mayor amenaza reside en el cruce de datos almacenados en ficheros de diverso signo -sobre la infancia, la vida académica, profesional o laboral, sobre hábitos de vida y consumo, sobre el uso del denominado "dinero plástico", etcétera- Datos que podrían ser utilizados como elemento discriminatorio en relación a la obtención de un empleo, beca, préstamo bancario, etcétera. La legislación sobre el tratamiento automatizado de datos de carácter personal prevé ese riesgo. De ahí que establezca algunos controles para, evitarlo y regule los supuestos excepcionales en que puede procederse a la cesión de datos entre administraciones públicas. La implantación de un número único de identificación personal obligaría a reforzar la guardia y a extremar todavía más los controles y garantías para preservar la intimidad de las personas frente a la utilización torticera de la informática.