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Diseño para morirse

Un artista construye, ataúdes de colores "para quitar hierro al asunto"

Vicente González Olaya

Muertos con diseño exterior. Pedro Morillo, un artista de 49 años, proyecta desde hace tres años ataúdes de colores y fabricados con materiales biodegradables y no contaminantes. Ha realizado ya más de 50 modelos diferentes, incluidos algunos para animales de compañía. "La idea se me ocurrió", recuerda este escultor y pintor residente en Villavieja de Lozoya (165 habitantes), " cuando murió un ser cercano a mí; me puse a pensar en la muerte y en la angustia que nos produce. Es algo irremediable. ¿Por qué, si no podemos evitar la muerte, nos la tomamos con tanta tristeza? Entonces se me ocurrió proyectar ataúdes de colores para quitarle un poco de hierro al asunto"."Utilizo maderas de conglomerado y luego los forro de papel de periódico, de hojas de roble que encuentro por el campo y cosas así. Posteriormente los pinto con pinturas al agua de colores alegres", explica.En los últimos meses ha recibido una propuesta de Estados Unidos para que instale allí un museo con sus obras fúnebres. "No estoy por la labor. Si me decido a crear algún día el museo, me gustaría que estuviera en España". Este artista fue invitado el año pasado a una de las ferias funerarias más importantes de España, par exponer sus obras". "Todo surgió porque se enteraron de mi trabajo y consideraron que era original y colorista", dice Morillo.La mayoría de los ataúdes que diseña Morillo serán utilizados por personas que prefieren enfrentarse a la eternidad mirando al frente.. "Siempre he pensado que no existe ninguna razón para que los fallecidos descansen en posición horizontal. Estoy convencido de que a mucha gente le gustaría irse al otro mundo sentado. Por eso, he proyectado muchos de mis obras con asiento", dice Morillo. "También tengo algún ataúd desmontable. Se puede guardar en casa y utilizarlo cuando la ocasión lo requiera", relata este artista, que también ha proyectado el ataúd en el que quiere ser enterrado. "El mío también tendrá asiento porque prefiero descansar sentado. Por lo menos eso pienso mientras estoy vivo, y no creo que cambie de opinión cuando me muera", bromea.Morillo quiere dejar claro que sus ataúdes no están a la venta. "Sólo son ideas. Hombre, si alguien se empeña mucho y le hace mucha ilusión alguno, se lo podría vender, pero ésa no es mi intención". El artista no descarta comercializar en un futuro sus ataúdes a través de una empresa funeraria. "Saldrían baratos: por unas 30.000 pesetas, porque no empleo materiales nobles".

A Morillo algunos conocidos. le han propuesto que incorpore a sus ataúdes un teléfono móvil. "Eso me parece rizar el rizo y hacer humor negro", responde. "Porque los muertos no llaman nunca por teléfono", termina este singular artista

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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