Hume y Dios
Aun cuando las páginas de un diario no son el medio adecuado para apostillar precisiones de índole académica, el artículo del Profesor Ignacio Sotelo Dios en el Foro, publicado en EL PAÍS el pasado 18 de octubre, constituye una tentación irresistible para ello.El doctor Sotelo, al referirse al cierre de la ponencia de Fernando Savater Dios en la filosofía, en la que éste habría afirmado que David Hume, en sus Diálogos sobre la religión natural ya habría dicho sobre el tema todo lo que cabría decir con sentido, plantea una serie de interrogantes llamadas a poner seudodiplomáticamente en cuestión el aserto de Savater. Tomando como punto de partida la multiplicidad de lecturas que se han hecho de la obra póstuma de Hume, se pregunta "a qué atribuir la seguridad complaciente de Savater cuando en lo único en que había acuerdo es en que el testimonio de Hume sirve tan sólo para combatir cualquier forma de dogmatismo, teísta o ateo".
Sin que sea mi pretensión dar respuesta por Savater, me atrevería a contestarle al profesor Sotelo que la diversidad de interpretaciones del texto del autor escocés se derivan en lo fundamental de un problema de exégesis. No es que el sentido del texto de Hume esté abierto a una pluralidad de lecturas, es la forma de exposición, la construcción de los argumentos y otros recursos retóricos calculada mente empleados los que han dado pie a lecturas enfrentadas. La cautela de Hume para expresar sus ideas hoy nos puede parecer ridícula, pero vista en su contexto histórico (la Escocia calvinista del siglo XVIII en la que la impiedad era todavía un delito), se comprenderá fácilmente por qué Hume se cuidó mucho de que sus argumentos más fuertes y devasta dores contra la religión, esto es, contra la posibilidad de una fundamentación racional de la creen cia en un ser superior o Dios, fue sen acompañados de afirmaciones aparentemente contradictorias.
Ni la obra kantiana, ni toda la filosofía de la religión, surgida precisamente a partir de los Diálogos, que inaugura para la modernidad en buena medida el género, constituyen, a pesar de las afirmaciones del profesor Sotelo, una "réplica superadora" de los argumentos centrales de Hume. Lo que Kant (que aceptó la validez de esta crítica) y la filosofía posterior han hecho al respecto (al margen de malinterpretar en general a Hume) no ha sido más que reconducir la atención de la reflexión filosófica hacia, temas en los que es posible continuar rumiando por la eternidad "preguntas planteadas desde hace milenios".
Narra el propio Hume en una de sus cartas que él alcanzó en materia de religión una "indiferencia filosófica", actitud que mantuvo hasta el final de sus días con una absoluta "seguridad complaciente" -para consternación de Boswell, entre otros- y de la que también parece hacer gala hoy -para consternación de algunos-Fernando Savater.-
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