Conmoción en Noruega al dimitir la primera ministra
Gro Harlem Brutland, primera ministra de Noruega desde hace 15 años, anunció ayer ante el Stortinget (Parlamento) su renuncia a la jefatura del Gobierno, decisión que concretará mañana con la presentación ante el rey de su renuncia. El anuncio causó lógica conmoción. No especificó causas especiales para su decisión salvo la de dar tiempo suficiente a su sucesor, previsiblemente Thorbjorn Jagland, líder del Partido Laborista (PL), a prepararse con la formación de un Gobierno fuerte para las elecciones generales del año próximo.Los observadores políticos vincularon la decisión de la primera ministra con su eventual candidatura para la Secretaría General de la ONU, un asunto que debe decidirse en enero próximo y que viene esta vez precedido por un conflicto ocasionado por la negativa y anunciado veto de EE UU a la reelección de Butros Butros-Gali para el cargo. Gro Harlem contaría con el respaldo norteamericano para el cargo, y como no se esperan oposiciones a esa candidatura, resultaría la solución ideal para la minicrisis suscitada a raíz de la designación del nuevo secretario general.
El nombre de la líder política noruega ha sido mencionado desde tiempo atrás para la Secretaría General de la ONU pese a que ya un compatriota suyo, Trygve Lie, que también fue jefe del PL, ocupó el cargo entre 1946 y 1953 en el recién creado organismo internacional. Gro Harlem negó ayer toda vinculación de su renuncia con este asunto y dijo que se trata de un tema estrictamente noruego.
Fin de un cielo
La renuncia viene a cerrar un ciclo en su vida política en el plano nacional que no excluye la iniciación de otro, de dimensión internacional. Los años más relevantes de su carrera, que comenzó tempranamente en las filas del PL cuando todavía era una estudiante, se condensan en los últimos 15 años en los que desempeñó simultáneamente la jefatura del partido y del Gobierno.En el último congreso laborista, en noviembre de 1992, se aprobó la solicitud de ingreso de Noruega a la entonces Comunidad Europea y, simultáneamente, Gro Harlem Brutland, que acababa de sufrir una tragedia familiar por el suicidio de un hijo, anunció que renunciaba a la dirección del partido para poder dedicar más tiempo a su familia. El mismo congreso designó a Thorbjorn Jagland, de 42 años entonces, y al igual que su antecesora decidido partidario del proyecto europeo, para sucederla al frente del partido.
Durante todos estos años, Gro Harlem ha sido un eje insoslayable de la política de su país y muy probablemente la figura noruega más conocida internacionalmente procedente del ámbito político. El año 1981 marcó un hito en la historia del país y en su propia carrera política cuando por primera vez ocupó la jefatura del Gobierno, siendo la primera mujer que accedía al cargo.
En el plano interno fue algo así como "la madre de la patria", a la que se acudía en las buenas y en las malas. Gobernó en minoría, en mayoría, en coalición o en solitario, siempre controlando los acontecimientos, a veces en forma un tanto vertical, pero también siempre como el nexo indispensable capaz de mantener la unidad de un Gobierno, condición que todos admitían.
El pueblo noruego era capaz de votar contra sus propuestas, pero a favor de su permanencia al frente del Gobierno, como lo hizo en 1993, votando mayoritariamente a su rival, Anne Enger Lahnstein, del Partido del Centro, inflexible opositora a la adhesión de Noruega a la UE.
Durante los años del reinado de Gro Harlem, la mujer noruega ha conocido una etapa de apogeo en la política del país, llegando a contar hasta siete ministerios ocupados por figuras femeninas.
En el plano internacional, Noruega logró una presencia inusual para un pequeño país. Uno de sus esfuerzos más encomiados fue la mediación en el complicado proceso de paz en el Oriente Próximo desarrollada por el fallecido ministro de Asuntos Exteriores, Johan Jorgen Holst, y su equipo de colaboradores, que culminó en los llamados acuerdos de Oslo.
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