Un fiscal pide una sentencia "aleccionadora" para dos hinchas
Para combatir el racismo y la violencia es preciso que la sociedad deje de "reír las gracias" a quien promueve estos fenómenos. El fiscal Fernando Delgado hizo hincapié ayer en el juicio a dos hinchas del Frente Atlético acusados de causar lesiones a dos jóvenes sevillanos que salieron en defensa de un negro en 1992 en la necesidad de poner fin a la indiferencia de la sociedad frente a la actitud violenta de estos grupos. El fiscal, que pide cinco años de cárcel para cada uno de los dos acusados, reclamó una sentencia "proporcionada y aleccionadora" para los dos procesados, Juan Carlos García Perdiguero y Francisco Prado.
El fiscal y las dos acusaciones particulares criticaron la instrucción del caso e indicaron que de haberse llevado mejor los dos hinchas del Frente Atlético habrían sido acusados, al menos, de homicidio frustrado. El ministerio público llegó a decir que si hubiera habido "una instrucción más aseada", la acusación habría sido de intento de homicidio.
El fiscal aseguró que la sociedad "frivoliza" los comportamientos de los grupos violentos que acuden al fútbol y a los que se permite que "se hagan dueños de la calle, impongan su miedo, aterroricen -a los negros y profieran gritos fascistas". Comentó también que una sociedad democrática no puede admitir la simbología nazi y racista que emplean estos grupos.
Acusaciones contra Gil
El abogado Eduardo Millán, que ejercía la acusación en nombre de uno de los chavales heridos, afirmó que los grupos violentos son alentados por los dirigentes de los clubes de fútbol y destacó que, en este caso, Jesús Gil ha mantenido relaciones muy estrechas con el Frente Atlético, peña a la que pertenecían los dos procesados, que se acusaron mutuamente de la autoría del navajazo que hirió gravemente a uno de los dos chavales sevillanos agredidos. Por su parte, los abogados defensores solicitaron la absolución argumentando que no estaba probada su participación en la agresión. De Gil llegó a decir que "no tiene autoridad ni trayectoria personal para pedir orden". Calificó de "deleznable el contexto de violencia".Los hechos ocurrieron durante la Feria de Abril de 1992, cuando un numeroso grupo de ultras del Frente Atlético acudió a Sevilla para acompañar a su equipo, que jugaba contra el Sevilla. El día antes del partido, algunos de los miembros de este grupo atacaron, al grito de "ku-kux-klan", a un hombre negro que estaba vendiendo en un tenderete. "Iban como energúmenos, tiraban botellas al suelo y volcaban contenedores", dijo una testigo. Dos chavales salieron en defensa del agredido, pasando a ser el objetivo de los ultras. En la refriega los dos chicos recibieron una paliza y uno un navajazo, navajazo del que no se ha podido culpar a ninguno de los acusados debido a la confusión del momento.
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