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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Inseguridad

Antes, en el metro, en cada estación había un empleado que disponía de un botiquín e incluso de una camilla plegable. Cuando ocurría cualquier emergencia podía hacer uso del teléfono para solicitar la ayuda necesaria.Desde que la compañía dispuso poner guapas las líneas del metropolitano, dispuso, asimismo, suprimir los empleados de las estaciones con las consiguientes reducciones de personal. A las personas las sustituyeron por el letrero que reza: "Más de 1.000 interfonos a su servicio para comunicar con los agentes de la estación".

Los interfonos funcionan así: si precisa ayuda por haber sido robado o violentado, recurra al interfono que comunica con el agente de la estación, quien le dirá que avisa a los vigilantes, los cuales, naturalmente, no están en permanencia en ninguna estación, es decir, los tienen que localizar. Ni que decir tiene que cuando la ayuda pedida llega al lugar de los hechos, la sangre, si la hubiera, ya estaría seca.

Se nos dijo a los madrileños que usamos el metro que para imponer respeto y hacerse respetar, los vigilantes irían con "uniforme de campaña"; pasados unos meses se habló de sustituir a los jurados por Policía Nacional. Transcurrido un tiempo desaparecieron los vigilantes sin haber aparecido los prometidos policías nacionales.

Por todo lo apuntado en el pasado julio se notó un aumento, respecto al mismo mes del año anterior, de un 16% en los delitos cometidos en el metro madrileño.

Lo del interfono es, simplemente, un camelo para la seguridad; por ello hay que hablar de la inseguridad en el metro, sobre todo en correspondencia de larguísimos pasillos sin ninguna vigilancia.-

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