Las ayudas regionales a discapacitados sufren recortes, retrasos y convocatorias 'fantasma'
Los discapacitados madrileños sufren con la Administración. Las subvenciones para formación ocupacional han llegado tarde, las dedicadas a la atención para niños con retraso se han visto reducidas de 304 millones de pesetas en 1995 a 301 millones en 996, y unos 650 minusválidos se han quedado sin ayudas para movilidad porque el plazo para pedirlas se abrió y cerró en pleno agosto y por sorpresa. La Comunidad justifica lo ocurrido por "problemas" en la transferencia de estas atenciones, que hasta 1995 estaban en manos del Instituto Nacional de Servicios Sociales (Inserso).
Manuel H., un guarda de obra treintañero, recibe desde 1994 una ayuda de 60.000 pesetas al año para adquirir pañales destinados a su hijo de siete años, un niño que, debido a su retraso psicomotor, no anda ni habla y se orina encima. Pero este año se ha quedado sin subvención. ¿La causa? Que la Comunidad abrió una convocatoria fantasma para solicitar estas ayudas para transporte y prótesis: del 31 de julio al 31 de agosto, cuando nadie lo esperaba y media ciudad estaba fuera. Muchos posibles peticionarios no se enteraron, y si en 1995 hubo 2.100 solicitudes, este año sólo han sido 1.450. La Federación Madrileña de Minusválidos Físicos (FAMMA) ha manifestado su descontento al Gobierno regional. Su presidente, Inocencio Valdivia, cree que es indignante sacar una ayuda de este tipo en el mes de agosto.
Inés Marín, jefa del servicio de minusválidos de la Comunidad, comprende las protestas. "Pero cómo estas ayudas, hasta este año, venían del Inserso, tu vimos muchos problemas burocráticos para aplicarlas a la normativa de la Comunidad, lo que impidió convocarlas antes", explica.
"No podíamos esperar a septiembre porque no daba tiempo a revisar las ayudas antes del cierre del ejercicio, así que la elección era o convocar las en agosto o perder los 100 millones destinados a ellas", añade. "Como ha sido una faena, en 1997 vamos a convocar las en enero", concluye.
Sospechas y explicaciones
Marín niega que con la convocatoria estival hayan pretendido ahorrarse el dinero de las subvenciones. "Quizá, si yo fuera uno de los afectados, también sospecharía, pero no es así, y prueba de ello es que teníamos 100 millones de pesetas y los hemos repartido todos, eso sí, entre menos beneficiarios", concluye.Los discapacitados físicos solicitan estas ayudas para adquirir vehículos, para adaptar su casa a su minusvalía, para utilizar taxis especiales o para adquirir audífonos, bastones u otro tipo de medios técnicos.
Por otra parte, la Federación de Asociaciones Pro Personas con Deficiencia Mental en Madrid (FADEM), que ya denunció en mayo el retraso de meses en el pago de las subvenciones para sus centros de formación ocupacional, se queja ahora de que el gobierno regional no ha cumplido sus compromisos de aumentar el presupuesto para la atención temprana a niños de hasta seis años.
Matías Martínez, gerente de FADEM, asegura que, en febrero, la consejera de Sanidad y Servicios Sociales, Rosa Posada, se comprometió a aumentar para 1996 la subvención teniendo en cuenta el incremento de chavales atendidos y el 3,5% del IPC.
Cada vez menos dinero
"Y en agosto, al conocer la cuantía de las subvenciones, comprobamos que a nuestros centros se les concedían 38 millones de pesetas menos de los acordados", añade.Y es que el dinero para estas ayudas ha pasado de 304 millones en 1995 a 301 millones en 1996, y, además, se ha tenido que repartir entre más chavales, ya que si el año pasado eran 910 los críos atendidos, ahora son 1.056 (el 70% en centros de FADEM).
Responsables de la Dirección General de Servicios Sociales explican que el Inserso transfirió a la Comunidad 650 millones de pesetas para atenciones que en realidad costaban 674 millones, y que este desfase de cantidades ha obligado a recortes.
El FADEM ha solicitado al gobierno regional una subvención complementaria que cumpla con los compromisos. "Nosotros regentamos centros privados porque la oferta pública es insuficiente, y no puede ser que, además de resolverle un problema a la Administración, estamos siempre con el agua al cuello", concluye Martínez.
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