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El extremista Haider prosigue su ascensión en las elecciones a la Eurocámara en Austria

El Partido Liberal (derecha radical), el que mayor resistencia opone a la integración europea, celebró ayer su avance en las primeras elecciones directas en Austria al Parlamento Europeo con un 28,1% de los sufragios. Su líder, el ultraderechista Joerg Haider, prosigue así su imparable ascensión en las urnas. Con el 71% de los votos escrutados, el Partido Socialdemócrata ve reducida su cuota electoral al 29,5% (siete escaños) y ha alcanzado un porcentaje similar al de su socio conservador en la coalición de Gobierno en Viena, el Partido Popular (29,7% y 7 escaños).

Los nacionalistas de Haider se jactaban de haber obtenido el mejor resultado electoral de su historia, que les otorgan seis escaños en la Eurocámara y un incremento de más de seis puntos respecto a las legislativas del año pasado. Ha quedado en el primer puesto en los Estados federados de Salzburgo, Tirol y Carintia, así como en Graz, capital del Estado federado de Estiria.El canciller austriaco, el socialdemócrata Franz Vranitzky, reconoció que no había sabido movilizar a los electores para justificar un retroceso de más de ocho puntos, aunque advirtió que los resultados no tendrán repercusiones en la política nacional. Los democristianos, con un pequeño incremento, 1,4%, quedan mejor situados que sus aliados en el Gobierno. Los Verdes se mostraban satisfechos con un modesto aumento que les sirve para mantener su escaño.

Austria, que ingresó en la Unión Europea (UE) el 1 de enero de 1995, estaba representada en Estrasburgo por diputados designados en proporción a los cinco partidos del Parlamento de Viena. La participación en estas elecciones ha sido la más alta entre los países de la UE sin voto obligatorio, aunque acudieron a las urnas un millón de austriacos menos que en las elecciones legislativas.

Como había advertido en su lema de campaña el populista Haider -"La jornada electoral será día de pago"- los austriacos han pasado factura al Partido Socialdemócrata, cuya debilidad política ha quedado en evidencia, a pesar de haber recuperado popularidad en las elecciones gubernamentales anticipadas de diciembre de 1995. Los votantes han castigado ahora la política de recortes del gasto público del canciller Vranitzky, que propone una ofensiva en favor del empleo y la política social en la UE, pero apoya plenamente la unión monetaria y los ajustes que ésta supone. Haider dijo que su partido, que hace 10 años apenas tenía un 5%, está ahora a la altura de los partidos más fuertes del país. Según sus palabras, su partido se ha convertido ahora en un "movimiento obrero" dispuesto a rectificar desde la oposición el plan de austeridad impulsado por el Gobierno.

Aunque en Viena se respiraba ayer un clima de inquietud ante el avance de la ultraderecha, desde Alemania, el presidente del Parlamento Europeo, Klaus Haensch, no se mostró preocupado, y destacó que las elecciones europeas suelen servir de plataforma de protesta para los críticos a la integración. Haensch expresó su admiración por la alta participación electoral en Austria, que con un 68% ha sido la más alta de los Quince para estos comicios.

Por otro lado," a raíz de una sentencia del Tribunal Constitucional, las elecciones generales de diciembre del año pasado se repitieron ayer en dos localidades austriacas: Donnerskirchen y Reutte, donde se habían constatatado irregularidades. Como estaba previsto, el Partido Popular perdió un escaño en beneficio del Partido liberal.

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Los comicios europeos coincideron ayer con las elecciones municipales de Viena, el Estado federado más poblado de Austria. Los vieneses provocaron la pérdida de la mayoría absoluta del Partido Socialdemócrata, que desde 1919 -exceptuando el periodo nazi comprendido entre 1934 y 1945- habían mantenido su dominio político en la capital austriaca. Ayer se quebró el mito de la Viena roja, una ciudad con 220.000 viviendas sociales. El partido de Haider consiguió un 28% de los votos, los socialistas se vieron reducidos al 38,8%.

"Viena no es Chicago"

Haider consiguió acaparar votos en la capital austriaca gracias al candidato Rainer Pawkowitz, que aparecía en los carteles electorales con este lema: "Viena no debe convertirse en Chicago". La referencia al gansterismo de la ciudad estadounidense aludía a la inquietud de los vieneses ante la masiva llegada de extranjeros. La criminalización de inmigrantes y refugiados, acusados además de socavar el bienestar social, parece haber dado buenos resultados al partido de Haider.A pesar del creciente clima de xenofobia, el alcalde socialdemócrata de Viena, Michael Haeupl, mantuvo Firme su propuesta de fomentar la integración de los extranjeros mediante la concesión de viviendas sociales que hasta ahora están reservadas a los austriacos. Aunque ha perdido la mayoría absoluta, Haeupl se mantendrá previsiblemente en la alcaldía y contará con el apoyo del Partido Popular, los Verdes y el Foro Liberal.

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