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Las vacilaciones del nuevo Gobierno

La descoordinación, la mala comunicación y la bisoñez lastran al Ejecutivo del PP

Luis R. Aizpeolea

A poco más de cuatro meses de la llegada del PP a La Moncloa, el Gobierno ve con impotencia cómo la opinión pública le va asociando con la indecisión y la vacilación en función de las medidas que anuncia y luego retira. La bisoñez de algunos ministros, la descoordinación ministerial y la mala comunicación entre el Ejecutivo y su grupo parlamentario se apuntan, desde el núcleo dirigente, como los eslabones más débiles. Todos están de acuerdo en salvar a José María Aznar de los errores y atribuirle los éxitos políticos más recientes, como el pacto sobre las pensiones con los sindicatos o el de financiación con las comunidades.Fueron sus socios los primeros que, hace ya semanas, llamaron la atención al Gobierno por sus vacilaciones y la mala comunicación con sus diputados. Iñaki Anasagasti, portavoz del PNV, le sacó la tarjeta roja por marginar a su partido de la participación en una comisión mixta Congreso-Senado que tramitaría los compromisos pactados con los nacionalistas sobre el servicio militar.

Desde entonces, la acumulación de errores ha sido numerosa. La primera duda que costó cara al Ejecutivo fue la advertencia del ministro de Exteriores, Abel Matutes, ratificada por el vicepresidente Rodrigo Rato, sobre la reducción de la velocidad en el cumplimiento, de los compromisos de Maastricht. Ello su puso una caída de la Bolsa y el Gobierno tuvo que rectificar. Hubo otra bajada en la cotización de las empresas públicas cuando el titular de Industria, Joan Piqué, anunció que el Gobierno iba a ingresar 600.000 millones por la vía de las privatizaciones.

Pero la vacilación más sonada fue el anuncio y la inmediata retirada del proyecto de ley de Secretos Oficiales, que demostró una clara descoordinación entre los ministerios. Una descoordinación que se ha repetido con el conflicto suscitado sobre el polígono de tiro de Anchuras entre los ministros de Defensa, Eduardo Serra, y Medio Ambiente, Isabel Tocino. El propio Aznar ha argumentado, con el programa electoral del PP en la mano, que la razón está en este caso de parte de Tocino.

La "excesiva autonomía" de los ministerios, más acusada en Defensa, es algo que inquieta en el núcleo que rodea a Aznar. Sin embargo, La Moncloa se cuida mucho de dejar fuera de este asunto la decisión del Gobierno de no desclasificar los papeles del Cesid. Aquí se impuso la razón de Estado, las relaciones con los servicios secretos extranjeros. Serra convenció a Aznar y el presidente asumió la decisión con todas sus consecuencias. En definitiva, lo que sí puso de relieve este asunto fue la inconsistencia de la política que el PP ejerció en la oposición al Gabinete socialista.

En este punto, el de las incoherencias entre su política opositora y su actuación gubernamental, aunque han sido los papeles del Cesid los que se han llevado la palma, el Ejecutivo popular también carga a sus espaldas con la subida de los impuestos.

En relación con este contraste entre la postura de antes y la de ahora, algunos parlamentarios populares creen que el Gobierno no hace un esfuerzo comunicativo suficiente para intentar salvar sus posiciones actuales. El secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Rodríguez, que se siente muy respaldado por Aznar, prefiere cargar con esa responsabilidad, la de una mala actuación comunicadora, en vez de reconocer las vacilaciones e incoherencias entre el antes y el después del 3-M.

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El núcleo dirigente del Gobierno atribuye la descoordinación a la bisoñez de algunos ministros o altos cargos, en unos casos, o a la autonomía del funcionamiento, en otros. Fuentes gubernamentales afirman, por ejemplo, que Aznar aclaró hace ya tiempo la posición del Gobierno tanto en lo referente al polígono de tiro de Anchuras como a los presupuestos de RTVE. Las mismas fuentes aseguran que la directora del ente, Mónica Ridruejo, estaba advertida de que no se iban a atender sus demandas económicas y, pese a ello, las hizo públicas.

Con todo, el Gobierno cree que lo que más daño ha hecho a su imagen ha sido el anuncio y la posterior retirada de las tasas sobre las recetas y los peajes. No obstante, atribuye estos globos sonda a sus socios catalanes.

La orfandad del grupo parlamentario

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