La penitencia
La actitud protectora de Aznar respecto al PSOE sugiere que lo que hay debajo de la alfombra es excesivo. Creíamos que el precio de levantarla sería que siete o diez personas fueran a la cárcel, pero parece que no, que se derrumbaría sobre nosotros todo. el sistema porque no han encontrado un solo hueco del estado de derecho sin agusanar. De ser cierto lo que el PP insinúa con su postura ocultadora, y lo que el PSOE confirma con su miedo a enfadarles, Aznar está actuando como debe y tarde o temprano se le reconocerá. El pueblo español ha adquirido el grado suficiente de sensatez o de mezquindad como para comprender que es mejor hacerse cómplice de toda esa supuesta porquería que dar al traste con el vertedero moral que tanto trabajo nos ha costado construir desde que saliéramos de la tinieblas del franquismo.Nada, pues, que reprochar por ese lado al actual Gobierno. Es más: todo ciudadano de bien debería ofrecer al Ministerio del Interior el sótano de su casa para la ocultación de los cadáveres que no quepan en los armarios de las instituciones oficiales. Si no somos capaces de hacerlo por nosotros, tan aficionados al caos, deberíamos hacerlo por nuestro hijos, que merecen vivir en un país centroeuropeo, tipo Bélgica, donde la gente es incapaz de tirar un papel al suelo o de guardar un esqueleto debajo de la alfombra.
El problema es que al haber amordazado, quizá contra su voluntad, a la oposición, Aznar se ha visto en la tesitura de oponerse a sí mismo, ofreciendo a los ciudadanos un espectáculo autodestructivo que culminó con la contratación para su mitin de ese grupo musical, o lo que sea, llamado Decadance. Un poco de medida, por favor. No a los papeles del Cesid, de acuerdo, pero que la penitencia cultural guarde la proporción debida con la culpa. Gracias.
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