Condena de 20 años al asesino que dio 67 puñaladas a un taxista de Arganda para robarle la recaudación

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a José Luis Martínez, de 22 años, a 15 y 5 años de prisión, por dos delitos de homicidio y robo con violencia cometidos en Arganda del Rey (29.000 habitantes) en 1994, en la persona del taxista Tomás Martín Montoya, de 50 años. Los médicos certificaron hasta 67 puñaladas en el cadáver, 3 de ellas en el corazón, 17 en el abdomen y 19 en el tórax.

Tomás estaba casado y tenía cuatro hijas. En la sentencia se condena a José Luis a indemnizar con 30 millones de pesetas a su viuda e hija menor, y a otros 10 millones para cada una de las tres hijas mayores de edad.

Los hechos juzgados ocurrieron el 1 de octubre de 1994. El tribunal considera probado que esa misma tarde, el condenado comentó a sus amigos que tenía que atracar a un taxista y matarle, y después les preguntó dónde se debía apuñalar a una persona para dejarla sin vida. "Nos preguntó varias veces cómo se podía matar a una persona, pero nadie le tomó en serio porque creíamos que eran tonterías que decía al estar bajo el efecto de las drogas", comentó en el juicio Gemma, una de sus amigas.

José Luis se acercó sobre las nueve y media de la noche a la parada de taxi que hay en la calle de Solanilla de Arganda del Rey con la intención de robar la recaudación de alguno de los vehículos que se hallaban estacionados. El procesado cogió el primer coche que estaba en la parada, un Opel Omega de color blanco propiedad de Tomás, y le dijo que le trasladase a las afueras del pueblo, donde tenía una moto averiada. Cuando llegaron a un descampado, situado entre Arganda y la vecina localidad de Valdilecha, José Luis intimidó con un machete a la víctima para que le diese todo el dinero que tenía.

Forcejeo

El taxista intentó defenderse con una navaja que llevaba en el coche. Hubo un forcejeo que acabó con la muerte de Tomás. Después, el procesado se dirigió en el coche del fallecido hacia Arganda, estrellando el vehículo antes de llegar al municipio, por lo que tuvo que hacer autoestop para llegar a su casa. Un vecino de la zona encontró el cuerpo desangrado y sin vida de la víctima al día siguiente. El coche apareció en el kilómetro 28,5 de la nacional III, con las puertas abiertas. El taxímetro estaba en situación de parada, marcando 860 pesetas, el importe de su último servicio. En el registro practicado en el domicilio del agresor se encontró el portamonedas del taxista fallecido.En la sentencia se califica de "gravísima violencia física" a los actos realizados por el condenado y se rechaza que las facultades mentales del procesado quedasen mermadas por la previa ingestión de estupefacientes. Para el tribunal ha quedado "totalmente acreditado el propósito o intención de matar del procesado, manifestado reiteradamente a sus amigos".

Sin embargo, la sala decidió absolver a Amaro Antonio G. F., de 21 años, acusado por el fiscal de participar en el crimen. Según el tribunal "es cierto que existen en la causa algunos indicios de los que se podría inferir que fue con José Luis a cometer los hechos, pero también existen otros claramente exculpatorios para el mismo