La pesadilla de Celia
Al igual que en años pasados, con mis hijas mayores, en el presente y en las recientes vacaciones he intentado iniciar a la pequeña Celia en el contacto con la naturaleza. El lugar, la vasta zona noreste de Palencia, donde la presión humana todavía no se hace notar en exceso. Pertrechados con los utensilios propios para todo tipo de observaciones y los palos que ella suele llevar siempre que está en el campo, hemos hecho todo tipo de rutas, excursiones, acampadas, etcétera, con variado éxito.Si bien es cierto que lo anterior le hacía estar contenta, activa e interesada, su auténtica pesadilla eran las permanentes percusiones del "bum, bam, bum" que tanto en la lejanía como a veces muy cerca se oían machaconamente, producto de los cazadores que actuaban por doquier. Asimismo, las continuas huellas que dejaban con. cartuchos variados y multicolores añadían más inquietud en Celia.
Desde la mentalidad que un adulto puede tener para con la sociedad en razón al respeto a toda actividad social generalmente admitida por el conjunto de sus miembros, en este caso la caza, puedo estar de acuerdo o no con su práctica, puedo discutir , puedo reflexionar, puedo dialogar... pero cuando mi hija me preguntaba: "¿Por qué hay tantos hombres en el campo matando animales, papá?", no sé si se me hacía un nudo en la garganta o se me nublaba la mente de tal modo que no supe contestar correctamente y a la altura de su entendimiento. Las sencillas preguntas, en ocasiones, o son difíciles de contestar o simplemente nos da vergüenza contestarlas.-
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