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900 Kilómetros con un solo litro de gasolina

Presentado en Terrassa el primer vehículo español de bajo consumo

El sueño aparentemente imposible de recorrer 900 kilómetros -la distancia que separa por ejemplo, Barcelona de Córdoba u Oviedo- con un solo litro de súper en el depósito se ha hecho realidad.El milagro no es obra de ningún personaje sobrenatural, sino de Pere Ciurans, un técnico mecánico de automóviles de 42 anos, vecino de la localidad barcelonesa de Santa Eulália de Ronçana.

Con la colaboración entusiasta de seis estudiantes de ingeniería industrial y electrónica de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), residentes en su mismo municipio, ha fabricado el primer prototipo español de vehículo energético experimental de bajo consumo, bautizado con el nombre de Ebis. Este espectacular automóvil uniplaza, cuyo color amarillo realza su aspecto deportivo, ha demostrado ya sus cualidades ruteras en las carreras que desde hace años organiza una conocida compañía petrolera anglo-holandesa.

El objetivo de estas competiciones -celebradas muchas veces en famosos circuitos automovilísticos, como Silverstone (Reino Unido) y Paul Ricard (Francia) -no es el de llegar primero a la meta, sino el de recorrer la máxima distancia posible con un solo litro de gasolina y a una velocidad no inferior a 25 kilómetros a la hora.

Con estos condicionamientos y la hija de Pere, Francina, al volante, este prototipo, con formas de auténtico coche de carreras, logró en agosto de 1995 en el circuito finlandés de Nokia el que es hasta ahora su récord: recorrer 907 kilómetros de distancia. "Todavía nos queda mucho por aprender para estar a la altura de los mejores", asegura Ciurans tras recordar que el vehículo ganador en Finlandia alcanzó entonces la sorprendente distancia de 1.400 kilómetros.

La idea de construir un vehículo de estas características se le ocurrió a Ciurans en 1991 tras leer en una revista un artículo sobre la competición internacional de coches de bajo consumo. No tardó en ponerse manos a la obra, y en menos de un año fabricó un primer prototipo de 50 kilos de peso.

Horas y horas de trabajo, y 800.000 pesetas de presupuesto anual, muchas veces salidas de sus propios bolsillos, permitieron al equipo de Ciurans dar a luz a un nuevo prototipo más avanzado y dotado de alta tecnología. Los 31 kilos de peso de esta última versión incluyen una aerodinámica carrocería monocasco, construida con materiales ligeros, como la fibra de carbono; un motor de explosión de cuatro tiempos y 30 centímetros cúbicos, con un solo cilindro recubierto de níquel, y unos finos neumáticos de baja fricción.

La velocidad máxima del Ebis es de 60 kilómetros a la hora, aunque alcanzarla dispara, lógicamente, los consumos. El vehículo se maneja -dirección, acelerador y frenos- desde un manillar similar al de las motocicletas, que el conductor controla desde su posición recostada sobre el asiento.

Los creadores del Ebis son conscientes de que prototipos como el suyo quizá no llegen a circular nunca por las carreteras. Incluso consideran todavía lejano el día en que las grandes compañías automovilísticas apliquen algunas de sus innovaciones. Sin embargo, no se desaniman porque, por extraño que parezca, el objetivo básico de su iniciativa automovilística, presentada ayer en Terrassa con motivo del III Congreso Internacional de Ingeniería de Proyectos, es todo menos competitivo. "Queremos que la gente tome conciencia de la necesidad de proteger nuestro entorno mediante el diseño de productos que ahorren energía y contaminen lo menos posible", explica Ciurans.

Este propósito explica el aparentemente extraño nombre del vehículo, Ebis, es decir, doble E, las dos letras iniciales de las palabras catalanas Estalvi d'Energia (ahorro de energía).

Mientras difunden su mensaje ecológico, los creadores del Ebis aprovechan para quejarse de la falta de apoyo económico y tecnológico a iniciativas como la suya. Especialrnente cuando se miran en el espejo francés, donde hay equipos apoyados por empresas automovilísticas, con presupuestos de hasta cinco o seis millones de pesetas al año. A Ciurans le gustaría recibir ese apoyo para disponer, por ejemplo, de un lugar estable donde poder desarrollar su prototipo.

En toda España sólo existe un vehículo similar al construido en Santa Eulália de Rónçana. Se trata del prototipo desarrollado por un grupo de profesores y estudiantes de una escuela de formación profesional de Asturias, fabricado con posterioridad al Ebis.

Con un parque automovilístico tan exiguo, Pere Ciurans y los ingenieros que han colaborado con él tendrán que seguir recorriendo los circuitos del centro y el norte de Europa para demostrar lo mucho que puede dar de sí un litro de combustible.

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