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La comunidad internacional advierte a serbios, croatas y que deben compartir el poder

ENVIADO ESPECIALPara la comunidad internacional, el futuro de Bosnia se resume en la frase "compartir el poder". Así lo expresó ayer Carl Bildt al anunciar una ambiciosa estrategia política destinada a impulsar en el país balcánico las instituciones que surjan de las complejas elecciones presidenciales y parlamentarias del sábado. El máximo representante civil internacional señaló en Sarajevo que espera reunir a la presidencia trípartita (musulmana, serbia, croata) de Bosnia-Herzegovina, cuatro días después de que se convaliden los resultados de los comcios.

Bildt dijo que "el poder compartido" será el elemento clave de la consolidación de la paz y la supervivencia del nuevo Estado. "En comparación con esta tarea, todo lo demás ha sido fácil en Bosnia", precisó. Si se cumple, la agenda será frenética para los nuevos mandatarios de Bosnia hasta finales de año. Un tiovivo diplomático que les llevará, entre otros lugares, a París, Londres o Nueva York para su presentación en sociedad.En los comicios, descritos por Bildt como un reto logístico sin precedentes, los bosnios de uno y otro bando elegirán la jefatura del Estado, la presidencia de la parte serbia y los Parlamentos de las dos entidades que componen el nuevo país: el de la federación croatamusulmana y el de la Repúblika Srpska (RS).

Las elecciones se han alumbrado con fórceps, en un clima huérfano de libertades políticas, de información y de movimiento, todo ello proclamado como requisitos previos indispensables en los acuerdos que pusieron fin a la guerra. Sus críticos, entre quienes se encuentran numerosos diplomáticos, expertos de la ONU y organizaciones independientes, vaticinan que el Gobierno puede desintegrarse en su mismo nacimiento. "Ni me imagino cómo las previstas instituciones conjuntas van a constituirse o pueden funcionar", señalaba ayer un alto funcionario de la ONU.

Quienes acudan a votar a zonas bajo control de sus enemigos -se espera que básicamente musulmanes a territorio serbio purificado- habrán de hacerlo en autocares escoltados y sólo a través de 19 rutas vigiladas por la OTAN que interconectarán la sinuosa línea de mil kilómetros entre la federación y la RS.

Los serbios han amenazado con poner toda clase de impedimentos a sus visitantes del sábado, pese a ser Bosnia teóricamente un país abierto y bajo control de 55.000 soldados de la OTAN.

Los votantes musulmanes o croatas no podrán acceder en la práctica al centro de las ciudades de las que fueron expulsados. Los serbobosnios han instalado los colegios electorales en la periferia, y tan cerca como ha sido posible de la demarcación entre las mitades de este país.

Bildt cree que hasta 60.000 personas pueden pasar el sábado de una a otra zona. Para la red viaria y las condiciones políticas de Bosnia, una pesadilla.

Advertencia a Pale

El mes pasado, el propio Bildt anunciaba a los serbios, los más impenitentes saboteadores de Dayton, que no toleraría la restricción de movimientos a 20 rutas predeterminadas. Se han quedado en 19. La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) y, en última instancia, el Consejo de Seguridad se encargarán de otorgar el imprimátur a la validez y limpieza de los comiciosEn este sentido será decisiva la opinión de los 800 observadores internacionales independientes capitaneados por Ed van Thinj, un antiguo ministro holandés del Interior con fama de justiciero y no sometido a la autoridad del embajador estadounidense Robert Frowick, patrón de los comicios.

A cinco días de las elecciones llamadas a sentar las bases para la reconstrucción de una Bosnia unificada y multiétnica, el listón de las exigencias previas de EE UU y Europa parece estar, por los suelos. En la zona oriental del territorio serbobosnio, pueblos y carreteras, hasta las escasas señales de tráfico, se cubren con los carteles propagandísticos del partido gobernante. La imagen del teóricamente proscrito dirigente Radovan Karadzic preside todas las demás.

Los serbios aseguran que tanto Karadzic como su general en jefe, Ratko Mladic, ambos buscados como presuntos criminales de guerra por el Tribunal de La Haya, mueven abiertamente sus peones electorales. El primero emite ahora sus órdenes de batalla desde algún lugar donde ha buscado discreto refugio. Las tareas de Mladic, al que protegen por turnos cerca de 2.000 soldados en su cuartel general, son ahora menos urgentes. Por eso, tiene tiempo para ejercitar sus músculos segando la hierba de su residencia y juega por las noches a voleibol en la pista iluminada de su cuartel general de Han Pijesak, un refugio nuclear construido por Tito no lejos de Sarajevo.

Siempre optimista, Carl Bildt, que calificó ayer a la Bosnia poselectoral como "el Estado más descentralizado del mundo", tiene también en el horno el primer paquete de medidas con que se enfrentarán los nuevos responsables del país. Bildt considera vital la rápida puesta en marcha de los mecanismos de poder.

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