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Los obispos de Portugal proponen años sabáticos para los curas

El clero portugués expone su cansancio y "envejecimiento"

Ordenar hombres ya casados, "después de que sus hijos hayan crecido y sido educados", autorizar períodos sabáticos de descanso para los sacerdotes y promover experiencias de vida en común son algunas de las conclusiones más relevantes que abordaron durante toda esta semana en Fátima más de 450 sacerdotes portugueses durante la celebración del Simposio sobre el Clero.

Durante la sesión de apertura del simposio que fue clausurado ayer, el presidente de la Conferencia Episcopal portuguesa, el obispo de Coimbra Joao Alves, reconoció la grave crisis por la que atraviesan los presbíteros en este país. Los sacerdotes "están envejecidos" y "excesivamente sobrecargados de trabajo" por lo que generalmente "su estilo de vida es muchas veces el de personas cansadas, desalentadas, insatisfechas y mal dispuestas".Como ejemplo del cansancio que aturde a los sacerdotes, Alves expuso un ejemplo: "El domingo debería ser el día más feliz de su vida de párroco, pero no es así; es, por el contrarío, el día más temido por el exceso de trabajo en lugares diferentes y distantes".

Ante esta grave crisis, el presidente de la Conferencia Episcopal considera necesaria una "intervención rápida". ¿Soluciones?. Propone algunas aunque sin demasiado entusiasmo. "Hay que lanzar a los legos" dice, "hacia todo aquello que puedan asumir si bien el voluntariado atraviesa una crisis al igual que nosotros". Otra de sus alternativas consiste en introducir períodos sabáticos, "interrumpir obligatoriamente la actividad pastoral de tantos y tantos años; un tiempo sabático que se irá utilizando de diversas formas".

Poca oración

"Tengo a veces la sensación" dice Alves, "de que los sacerdotes, pendientes de mil preocupaciones, reservan poco tiempo para la oración; ellos no han descubierto todavía que la oración es una buena inversión pastoral".Alves destaca la importancia de que el sacerdote conozca al hombre contemporáneo, principalmente del medio urbano que, a su entender "está seducido por sí mismo, llegando incluso a idolatrarse a sí mismo" para poder trasmitirle el Evangelio "con coraje, sin desfallecimientos, sin rodeos, sin recelos y sin ambigüedades".

Por su parte, Leonel Oliveira, sacerdote de la diócesis de Oporto, reclamó el final del celibato y solicitó que se puedan ordenar "hombres casados después de que sus hijos hayan crecido y hayan sido educados, o hombres solteros después de probados".

Oliveira trató de desmitificar el celibato "porque la sociedad actual no valora el celibato o su importancia en el sacerdocio". Y argumenta: "¿Cómo se puede dar una conferencia sobre el celibato sin hablar de sus aspectos negativos, después de haberse comprobado el abandono por esa razón de miles de padres y entre ellos un obispo?".

"¿Cuál es el número de padres que cumplen íntegramente las reglas del sacerdocio? ¿No será más positivo que la Iglesia conozca la realidad de los padres de hoy?", cuestionó el sacerdote de Oporto.

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