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Reportaje:

El laberinto en verso

Carteros y repartidores se desesperan para encontrar calles y portales en la Ciudad de los Poetas

Los vecinos de la Ciudad de los Poetas presumen de barrio tranquilo, pero las visitas poco avezadas que merodeen por sus calles pueden acabar destrozadas de los nervios. Esta área residencial del distrito de Moncloa, también conocida con el mucho más prosaico nombre de Saconia (la constructora que la erigió en los años setenta), pretendió la holgura de espacios para los residentes con amplios patios interiores entre los bloques.Pero el diseño del callejero debió de caer en manos de un urbanista gongorino, y le salió tan enrevesado que ni los más viejos del lugar se manejan aún con soltura. Los servicios a domicilio, especialmente en verano, se encuentran entre los primeros damnificados de tan poético laberinto.

La barriada se articula en torno a una avenida principal, la de Antonio Machado. A partir de ahí, todo son problemas. Las demás calles giran en redondo, se retuercen, aparecen y se esfuman sin orden aparente.

Y, para que la búsqueda de cualquier portal gane varios enteros en emoción, responden a los nombres de Valdesangil, Valdeverdeja, Valderrodrigo, Valderrey, Valdevarnés, Valderomán y Valdesequillo. Y menos mal que a Valderrubio le acabaron cambiando el nombre por el de San Gerardo. Un embrollo fenomenal.

Elena, de 36 años y vecina de Valderrodrigo desde 1984, comprende el sufrimiento de los visitantes ocasionales. "Raro es el día que salgo a la calle y no me encuentro con alguien que me pregunta por la calle Valde-algo", reconoce. Y admite, resignada: "Raro es el día que les sé indicar ...".

A nadie le son ajenas las dificultades. Los carteros veraniegos -sustitutos de los más habituales, más expertos- tardaban los primeros días hasta una hora más en finalizar su reparto, atrapados en el magnífico guirigay de bloques anárquicos.

Comerciantes de todo género detienen sus vehículos en doble fila en busca de Valde-algo, por lo general sin éxito, y los repartidores a domicilio han de ser consumados especialistas si no quieren que la comida se les enfríe y la propina se desvanezca.

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Es el caso de Dani, de 22 años, un salado motorista de Pizza Hut al que sus compañeros apodan, por su pericia, El Capitán. "¿Saconia? Sí que es lioso, sí", se apresura a confirmar. Y recomienda: "Hay que confundirse mil veces antes de enterarse bien. A mí me ha pasado, y mira que yo vivo por esa zona". Dani aporta alguna joya oculta entre el endiablado callejero poético.Una de las mejores perlas: el portal 28 de Valderrodrigo colinda con el 14; para llegar al 15 hay que atravesar antes ocho soportales, y no hay quién localice a la primera Valdesequillo 15, en medio de un descampado.Valdesangil aparece y desaparece entre curvas de 90 grados y Valdevarnés juega a confundirse, en alguno de sus innumerables recodos, con Antonio Machado.

El de los Poetas es un cisco sin par. Tanto, que ni el mismísimo don Luis de Góngora, ciertamente, habría sido tan rebuscado.

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