"Si Madrid no atesora su pasado, destruye su memoria"

El lavado de estómago al que está siendo sometida la plaza de Oriente de Madrid sigue levantando jaquecas sin discriminación. Las sufren igual quienes desdeñan los restos encontrados como los que lamentan la condena a muerte de un trozo de historia de Madrid, que lleva tres siglos de paciente, forzado e indefenso silencio. Luis Caballero es arqueólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ex subdirector del Museo Arqueológico de Madrid, ex subdirector de Arqueología del Ministerio de Cultura y madrileño por los cuatro costados". Tiene 50 años y reivindica con modestia la arqueología de nuestra Comunidad. Sabe, por experiencia, que por mucho que se rasque, Madrid nunca desvelará un "partenón" escondido en sus entrañas. Pero, aun considerando de segunda los restos de la Casa del Tesoro hallados y perdidos, son los testigos únicos e irrepetibles de un pedazo de la historia de Madrid, patrimonio que a los madrileños pertenece.Pregunta. Acusan a los arqueólogos de querer conservar en exceso.

Respuesta. Ésa sería una postura exagerada. El arqueólogo debe destruir para conocer, pero siempre conservando la memoria de lo que no guarda. La excavación perfecta es la que cubre gran parte de lo hallado para que futuras generaciones lo aprovechen mejor. Una de las características de los restos de la plaza de Oriente es que son irrepetibles. ¿Cuántás Casas del Tesoro hubo en tiempos de los Austrias? Hemos perdido un documento único.

P. Miguel Oriol, autor del proyecto de remodelación de la plaza, niega el valor artístico y monumental de las ruinas.

R. Desde el punto de vista histórico, vale tanto un pedazo de cerámica como un trozo de capitel. Parece la opinión de quien sólo valora estatuas y columnas. Desde mi punto de vista, los restos son poco espectaculares, porque así era la arquitectura madrileña del siglo XVII. Con todo, esa estructura de tres pisos resulta impresionante.

P. Alberto Ruiz-Gallardón, presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid, asegura que hay muchas "pasiones desatadas".

R. No creo que los arqueólogos seamos tan apasionados. El pueblo de Madrid tiene derecho a conservar sus documentos del pasado. Romperlos es destruir su memoria.

P. ¿De qué autoridad depende la posible solución?

R. Estamos ante un problema de voluntad política. Si es verdad que sólo se ha destruido un 20%, puede que el día de mañana alguien se decida a in vertir en que los restos queden a la vista del público, y ayuden a explicar nuestro pasado. El alcalde, al no defender los vestigios del viejo Madrid, ha perdido muchos votos.