El metal del crimen
El metal de cientos de crímenes descansa en los anaqueles de la 111 Comandancia de la Guardia Civil. Algunas, como un subfusil Stein del comando Nafarroa de ETA, fueron acariciadas por manos terroristas, y otras aún muestran, sus cañones recortados o su filo carnicero.Son en total 20.000 armas de fuego -procedentes de requisas judiciales, fallecimientos de titulares o simplemente retiradas- y 14.000 armas blancas decomisadas de tiendas o apartadas de la circulación tras haberse manchado con sangre. Todas ellas están almacenadas en la primera planta del edificio de la calle de Guzmán el Bueno.
Su destino, una vez retiradas, varía. Una parte, convertida en chatarra, irá a parar a una fundición, donde el fuego las convertirá en metal de construcción e incluso de diseño de interiores. Así acabó la última entrega, que pesó 1.800 kilos, unas 780 armas.
Otra parte del arsenal, aquella que corresponde a las armas largas retiradas por caducidad o fallecimiento del titular, salen a subasta, tras un año de depósito.
La puja, publicada en el, Boletín Oficial del Estado, se celebra cada tres meses en la 111 Comandancia. Cinco días antes de la licitación, las armas -habitualmente unas 500- son expuestas para que los licitadores puedan elegir.
El único requisito para participar es poseer la licencia de armas correspondiente. La subasta se efectúa mediante el procedimiento del pliego cerrado, donde cada postor presenta su oferta sin conocer la de los otros. La puja más alta se lleva el lote.
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