Freud vuelve a Madrid
Desde hace unos días pululan por la ciudad, donde faltan millón y pico de habitantes que apuran el pirulí vacacional de agosto. Son unos 10.000 forasteros, convocados a un gigantesco Congreso Mundial de Psiquiatría, que tuvo comienzo el día 23 y concluirá el 28. Ocupan, según datos averiguados, 52 hoteles, de superlujo y primera categoría, que han colgado el "completo" gracias a estos sorprendentes isidros, siempre bienvenidos. Todo tiene su explicación, no es como en caballería: de un lado, aprovechar el general periodo de vacaciones, juntando lo científico a lo agradable, reuniéndose en nuestra capital, casi por chiripa. Este congreso, el 10º en su cómputo, iba a celebrarse en China, pero las indagaciones que comportan una manifestación de este tipo tropezaron con un escollo, ciertamente pintoresco y excluyente. Por los pelos, el cónclave de psiquiatras, neurobiólogos y sociólogos estuvo a punto de coincidir con una contemporánea e incómoda decisión del Gobierno chino: la de castrar, por ley, a los deficientes mentales, barbaridad rigurosamente enfrentada al propósito de estos profesores. El hecho de que el secretario general del Comité Ejecutivo del evento fuera español, el doctor López Ibor, propició que los madriles fuesen el marco más adecuado, científico y compasivo. Y ahí están, de conferencia en simposio, de lección en ponencia, con un tráfico fluido entre el Palacio de Congresos y el Parque Ferial Juan Carlos I, dos novedades para muchos de los visitantes. Curiosamente hace justo 30 años que tuvo lugar, también en España y presidido por otro doctor López Ibor, padre del actual, un encuentro semejante.
Merece la pena resaltar una peculiaridad que convierte este concilio en pionero de algo que debe que dar en los anales de nuestra ciudad: por vez primera un acontecimiento de esta naturaleza será dado a conocer, con la inmediatez de las transmisiones televisivas, gracias al ya robusto canal médico Medisat, que en colaboración con Telefónica -historia de una OPA anunciada- y su excelente sistema de satélites, y con EFE Televisión, que cubre los cinco continentes, retransmitirá, en directo, las principales manifestaciones específicas del congreso. Los más importantes hospitales españoles tendrán la misma información, a través del Hispasat. Son nuestras medallas de oro en la casi inédita olimpiada de la ciencia moderna.
El psicoanálisis recupera el rango de disciplina superior, secuestrada por los espabilados tratantes en lunáticos, "pirados" y mentecatos. Don Segismundo Freud abandonó pronto la fascinación de los sueños, como c ave del subconsciente, justo para destapar la lucidez del afectado, al que se ayuda a entender lo que bulle e incomoda en el cerebro. A eso vienen los congresistas y, de paso, a conocer El Escorial, la empinada Toledo y la fórmula borbónica del pic-nic, en La Granja y en Aranjuez; aparte del memorable Madrid by night, alcaloide del tipismo más sensato.
Ha sido acertada y oportuna la elección, en estos días que desahucian el calor demencial del último julio. Algún castizo aseguró que el inconveniente del Madrid agosteño, está en que refresca demasiado por la noche, lo que no es totalmente cierto, aunque unánimemente celebrado.
Aparte de la cosecha enjundiosa de esas jornadas, queda y sobrevive el acontecimiento de ser Madrid el punto donde localizar la partida de nacimiento del prodigio finisecular: llevar la voz, la idea y la palabra, instantáneamente, a los cuatro puntos. del globo. Si no se debía acceder al jardín del pensamiento sin conocer la, geometría, estamos ya en la realidad de haber vencido a la distancia. Esa carambola que tiene por banda al satélite, permite que el bisturí sea guiado por la experimentada tecnología de las comunicaciones.
Ahora, el depresivo, el atribulado mental, podrá, si quiere, tumbarse en un sofá y contar sus cuitas a los mejores especialistas, que no estarán a su cabecera, lo que no deja de ser un alivio, tanto para el paciente como para el especialista. Merece la pena celebrar este acontecimiento que tiene lugar aquí, ahora. ¿Se imaginan una final Real Madrid-Barcelona? Pues, si me apuran, esto es más importante todavía.
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