Se intentó siete veces en una misma tarde

Jesús Pedroche, consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid, se queja en una carta dirigida al director de este diario, Jesús Ceberio, de una información aparecida el jueves 15 de agosto en el suplemento El País Madrid. Pedroche califica de "intolerable y de inadmisible profesionalidad" el que el diario "construya un titular y una información tomando como base", escribe, "unas declaraciones que no han salido de mi boca". El título del artículo era: El PP reconoce que no pidió más consejos sobre los restos destruidos, refiriéndose a los del Alcázar de los Austrias en la plaza de Oriente. Y en el texto se decía: "El consejero de Presidencia de la Comunidad, Jesús Pedroche, reconoció ayer que la Dirección Regional de Patrimonio sólo utilizó dos informes para calibrar los restos del Siglo de Oro encontrados en la plaza de Oriente".Y puesto que en dicho artículo se le atribuían las afirmaciones de Pedroche a un "portavoz", el consejero escribe: "Ni yo tengo portavoz, ni he encomendado a nadie que de mi parte sirviera de cauce de información sobre el contenido de la noticia que nos está ocupando. A mi modesto juicio, lo mínimo que habían podido haber hecho Olaya y Jiménez [los periodistas que firman la crónica], ante la posibilidad de reflejar en las páginas de EL PAÍS tal cúmulo de despropósitos, es ponerse previamente en contacto conmigo para contrastar sus informaciones". Parece lógico, sin duda, que un periodista que refiere las afirmaciones de algún personaje, en vez de contentarse con el parecer de un portavoz, procure por todos los medios a su alcance hablar con el directo interesado. Por eso, el Defensor del Lector ha preguntado a los responsables de dicha información por qué no hablaron directamente con Pedroche, el consejero de Presidencia de la Comunidad.

En general, el periodista no cuenta a los lectores las gestiones que hace para llegar a una información y se limita a ofrecerla una vez obtenida. En este caso, ante la acusación de Pedroche, los redactores han querido contar todas sus peripecias para intentar hablar con el directo interesado. En realidad probaron siete veces durante una misma tarde.

Primero se dirigieron a la Dirección General de Medios de la Comunidad de Madrid para poder tener un contacto con el consejero Pedroche. Al frente de dicha dirección general (medio oficial que emite los comunicados de la Comunidad de Madrid) estaba aquella tarde Marceliano Rodríguez Rodríguez. Los periodistas le pidieron por dos veces que les pusiera en contacto con Pedroche, y la respuesta fue: "El consejero ha hablado ya" del asunto. Se le preguntó entonces a él, en su condición de portavoz (siendo el responsable en estas fechas del contacto con los medios de comunicación en la Comunidad), por el significado de las palabras de Pedroche de que la decisión sobre el derribo de las ruinas había sido avalada "por informes técnicos". ¿Se refería Pedroche sólo a los dos informes conocidos de los arqueólogos municipales o a otros más? Es lo que pretendían preguntarle a Pedroche los redactores de EL PAÍS. Pero, ante la imposibilidad de acceder a él personalmente, dirigieron la pregunta a Rodríguez, quien les rogó que volvieran a llamarle "dentro de un rato".

A la media hora se le telefoneó por tercera vez. Y la respuesta de Rodríguez fue: "Pedroche se refería sólo a los informes municipales". "¿Seguro?". "Sí, sólo a ésos". Y aunque de su respuesta podía entenderse que se la había facilitado el mismo Pedroche, los redactores insistieron en que querían hablar igualmente con el interesado. "No", fue la respuesta, "los informes a los que se refiere Pedroche son los que os digo", zanjó Rodríguez.

A pesar de ello se hizo una cuarta gestión para intentar hablar con Pedroche directamente a través de Diego Lechuga, portavoz de Protección Ciudadana, uno de los organismos públicos que dependen de Pedroche. Se le explicó el asunto y Lechuga respondió que no podía hacer nada. "Hablad con Marce [por Marceliano Rodríguez]. Él es el máximo responsable ahora". En aquella tarde se volvió a llamar cuatro veces de nuevo a Rodríguez, pero en vano, pues no respondía ya al teléfono. Una secretaria de la Oficina de Medios de Comunicación llamada Consuelo tomó nota de las llamadas, que ya no tuvieron respuestas. Todas esas llamadas fueron realizadas entre las 16.30 y las 20.00. En el artículo se escribió: "Y ahora Pedroche, a través de un portavoz, reconoce que tampoco hubo consulta con los técnicos regionales mencionados".

¿Puede, pues, hablarse de "falta de profesionalidad inadmisible" y de "manipulación sin paliativos", por parte de los redactores de EL PAÍS, según acusación del consejero Pedroche? Sin duda, no. Aunque sí se advierte una cierta falta de precisión a la hora de redactar la noticia. Por dos motivos: debía haberse dicho acerca de las afirmaciones del consejero Pedroche, ya en la entradilla de primera página del suplemento, que se trataba de la respuesta de Marceliano Rodríguez, el portavoz de turno, al no haber podido hablar directamente con el interesado. Y cuando, ya en el texto interior, se dice -esta vez correctamente- que Pedroche había afirmado "a través de un portavoz", hubiese sido más correcto dar el nombre y apellido de dicho portavoz de turno explicando de quién se trataba exactamente.

Pedroche afirma que él no tiene portavoz. En realidad en la crónica se habla de "un portavoz" de la Comunidad, y, según la definición del Diccionario de la lengua española, de la Real Acádemia, portavoz es el "funcionario para divulgar de manera oficiosa lo que piensa un Gobierno acerca de un asunto detenninado". En este caso, y en aquel momento, Marceliano Rodríguez hacía por lo menos las veces de portavoz de la Comunidad ante los medios de comunicación, aunque, sin duda, no se trataba de un portavoz personal de Pedroche. Rodríguez aparece en el directorio oficial de la Comunidad dentro de la oficina de información como responsable de radio y televisión.