Presidenciales
Leyendo el discurso del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos estuve a punto de tomarme una oportuna dosis de cicuta, pero me dije: "Como descubran el motivo de tu suicidio, los agentes de la CIA de la intelectualidad española lo van a atribuir a un infantil antinorteamericanismo nostálgico, y eso no". Hay que cuidar el último gesto por su condición de último. Pero es que el discurso de Dole era como para deprimir a cualquier súbdito del imperio porque alguna oportunidad hay de que semejante pato Donald llegue a la presidencia de Estados Unidos; es decir, se convierta en nuestro presidente.Estoy preparado para asumir que el presidente de Estados Unidos sea un reaccionario consecuente e inteligente. Estaría entonces dispuesto a convertirme en un exiliado interior y cerrar los ojos para morir y para matar. Pero es que un candidato armado de la argumentación aislacionista, providencialista, goldwateriana de mister Dole, respaldada por una cara de susto, supongo, ante las tonterías que acaba de decir, es inquietante. El personaje en cuestión quiere resucitar la guerra de las galaxias. ¿Contra quién? ¿Contra el islam provisto de flotas de alfombras voladoras a reacción? ¿Contra la infiltración espacial de espaldas mojadas?
Y por si le faltara algo a este representante del aparato militar industrial reaganiano, cuenta con el apoyo de uno de los héroes ful de aquella guerra de golfos, farsantes, miserables, cínicos y apologetas ingenuos ridiculizados por la evidencia. Viva el posibilismo. Prefiero a un ex progre vergonzante como Clinton flanqueado por una rubia inteligente de piernas picassianas que a un reaccionario desvergonzado picoteándose con una chica de oro de plástico no perecedero.
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