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El Ayuntamiento destruye en un día el último resto del Alcázar de los Austrias

Caía la tarde del lunes y las máquinas comenzaron a comerse los últimos vestigios de dos fachadas de la Casa del Tesoro (siglos XVI y XVII) y del Jardín de la Reina (siglo XVI) hallados bajo el corazón histórico de Madrid que es la plaza de Oriente. Los restos, considerados por un informe oficial, el del director arqueólogo Manuel Retuerce, de 45 años, " como un espacio espectacular y evocador, casi único de la historia de Madrid, íntimamente ligada a los avatares, reformas y de su Real Alcázar", son, 24 horas después, casi historia.Todo, con el beneplácito de la Dirección Reglonal de Patrimonio de la Comunidad de Madrid y pese a dos informes contradictorios de los dos arqueólogos directores. El Gobierno regional eligió el firmado por Esther Andreu, de 35 años, que valoraba los restos de la Casa del Tesoro, pero optaba por conservar sólo unos sillares de piedra. Desechó el de Retuerce, que fue el descubridor, a principios de los años ochenta, del mayor resto visitable de la muralla árabe: el de la Cuesta de la Vega. Ningún experto independiente rnedió ante la diversidad de opiniones de los dos arqueólogos municipales. A pesar de ello, Patrimonio dio el permiso necesario al Ayuntamiento para acabar con todo. Sólo algunas piezas sueltas serán llevadas a los depósitos de la Comunidad para su estudio y posterior exposición.

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En la plaza de Oriente, sometida a una remodelación valorada en 4.000 millones, se alza el actual Palacio Real (siglo XVIII) sobre los restos del Alcázar de los Austrias (siglos XVI y XVII) y su entorno, al que corresponden los vestigios.

Siete expertos consultados por este periódico -incluido el director del Museo del Prado Fernando Checa, precisamente comisario hace dos años de una exposición sobre el Real Alcázar- destacaron el gran valor de los restos. La mayoría abogaba por la conservación de lo hallado, invocando al valor histórico y artístico de los últimos restos de los Reales Alcázares, un palacete donde residieron personajes ilustres y artistas palaciegos, como Diego Velázquez.

Ayer, ningún político responsable del Ayuntamiento, el Gobierno regional o el Ministerio de Cultura se pronunciaba sobre las apresuradas obras de derribo, pese a las reiteradas peticiones. EL PAÍS intentó localizar sin éxito al alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, en Málaga ante el silencio de la alcaldesa en funciones, Mercedes de la Merced, quien se negó ayer, por tercer día, a hacer declaraciones al respecto. Ni Alberto Ruiz-Gallardón, presidente de la Comunidad, ni Gustavo Villapalos, consejero de Educación y Cultura, atendieron a los recados en sus gabinetes de comunicación y secretaría. Tampoco la ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre, primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid hasta hace tres meses y ex concejal de Cultura, respondió. Mientras tanto, el arqueólogo Manuel Retuerce -que dimitió en julio porque la otra directora envió a la Comunidad un informe sin su firma donde daba el visto bueno para la destrucción de los restos- se quedaba perplejo.

"Siento una gran decepción. Se ha perdido toda posibilidad de estudiar el único resto que quedaba en Madrid del ámbito inmediato al Alcázar de los Austrias", dijo. "Los restos podían haberse salvado modificando un poco el proyecto. Se ha perdido la posibilidad de recuperar dos fachadas del siglo XVI y XVII y el espacio del Jardín de la Reina, lo único que teníamos de un ámbito inmediato al Alcázar. Los restos tenían 40 metros de largo y de cinco a diez de altura. Si ésos no son restos, que me digan a mí qué son. Todo era obra de Luis de Vega, arquitecto real".

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"Ahora alguien tendrá que dar explicaciones", prosigue este arqueólogo. Por qué no pidieron consejo a un especialista en arte de la Edad Moderna ante nuestras discrepancias? Tenían que haber recabado siete, diez opiniones distintas. Han distraído [Ayuntamiento y Comunidad] la atención con los cimientos del siglo X [un muro sin valor], pero de lo importante no decían nada. No consultaron a nadie, y ahora lo están destruyendo. Dicen que lo importante es el túnel para el alcalde. ¡Un buen tanto se podía haber marcado si hubiera conservado lo encontrado! A lo mejor es que no lo sabía, yo qué sé". El concejal Eugenio Morales (PSOE) discrepa: "El alcalde lo sabía todo. Se ha marchado de vacaciones y ha ordenado destruirlo cuando él estuviera fuera. Vendrá para la Virgen de la Paloma, que viste mucho".

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"No sabemos qué hacer"

Esta información ha sido elaborada por Ana Alfageme, Antonio Jiménez, Vicente G. Olaya y Carlos G. Page.

Un arquitecto municipal pide al Ministerio de Cultura que pare las obras

El concejal socialista Eugenio Morales reconoció ayer que su grupo no sabía cómo impedir la destrucción de los restos: "No sabemos qué hacer ya. No hay responsables políticos en el Ayuntamiento, a pesar de que están arrasando los vestigios de la plaza de Oriente. Ya se nos han acabado las respuestas civilizadas. No podemos hacer más, qué más quisiéramos".Por su parte, el grupo parlamentario de Izquierda Unida en la Asamblea emitió un comunicado en el que calificaba las obras de la plaza de Oriente de "auténtico e irreparable atentado". Según la coalición, "el empecinamiento municipal cuenta ahora con la complicidad de la Comunidad de Madrid, que no duda en dar el visto bueno a un error cuyo resultado será la destrucción del patrimonio cultural colectivo de la vieja ciudad madrileña y la transformación de un espacio emblemático y representativo en un paso subterráneo".

Estas obras municipales tienen un presupuesto superior a los 4.000 millones. El Ayuntamiento va a construir bajo la plaza de Oriente un aparcamiento para turismos y autobuses, y bajo la calle de Bailén un túnel. De todo lo encontrado en las excavaciones sólo se conservará in situ un torreón-vigía del siglo X. Todo lo demás será convertido en polvo.

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