La crisis provocada por Vidal-Quadras reabre el debate sobre el giro catalanista
Los duros ataques contra los aliados nacionalistas del Gobierno lanzados el martes por el presidente del PP de Cataluña, Aleix Vidal-Quadras, han puesto de manifiesto las resistencias existentes para aceptar el giro catalanista impulsado hace año y medio por José Maria Aznar en el partido conservador. Vidal-Quadras ha recibido estos días el apoyo de sectores de opinión, tanto dentro como fuera de su formación, que le animan a mantener sus posiciones. Esta situación complica la decisión que ha de tomar Aznar sobre la continuidad de Vidal-Quadras como presidente regional.
Tras el revuelo organizado por la conferencia de Vidal-Quadras en, Santander, Aznar se ha abstenido de defender al dirigente catalán. Sus aliados de Convergència i Unió (CiU) le han advertido que no pueden apoyar a un partido que les considera un tumor para la democracia y un peligro para la integridad de España. Pero, si decide no avalar a Vidal-Quadras para que continúe como presidente regional, lo que éste pretende, Aznar corre el riesgo de ser acusado de sacrificar a un líder, tachado de españolista por sus rivales, por haber hecho pública profesión de fe y haber atacado al nacionalismo catalán y vasco.La decisión que la cúpula del PP adopte a finales de este mes . incide sobre la ya vieja división interna del partido en Cataluña entre los dos sectores enfrentados precisamente por la actitud a adoptar respecto al catalanismo. Vidal-Quadras encabeza al más antinacionalista. Jorge Fernández Díaz y Josep María Trias de Bes son los pricipales exponentes del más centrista y están identificados con el giro catalanista.
Simón Pujol, uno de los dirigentes que estos días se ha distanciado de Vidal-Quadras, manifestó ayer que ahora debe superarse el riesgo de "dar un bandazo y poner a un presidente regional de los otros". Pero la pugna es dura. Trias de Bes reclamó ayer, en un artículo en Abc, que Vidal-Quadras sea sustituido por un presidente "joven y renovador", abundando en las indicaciones que señalan a Alberto Fernández Díaz como hipotético sucesor. Afirmó también que Vidal-Quadras se ha hecho merecedor de una sanción disciplinaria.
Aznar decidió hace un año que, para salir del ostracismo en Cataluña, el PP debía competir con CiU en su propio terreno. Quería disputarle el voto de los sectores de la derecha moderadamente catalanista, que se sienten incómodos con algunos aspectos del nacionalismo de Jordi Pujol. Impulsó entonces un giro hacia lo que definió como "catalanismo abierto y centrado".
Aquel giro suponía que el PP renunciaba a ser el refugio del voto anticatalanista. Estuvo seguido por algunos gestos significativos: un manifiesto en el que el PP proclamaba su adhesión al catalanismo político y la aceptación de la ley del catalán.
Todo esto es lo que ahora continúa rechinando. Prueba de ello la dio ayer la entidad Acción Cultural Miguel de Cervantes, una de las que ha promovido protestas contra la política lingüística catalana, que emitió una nota felicitando a Vidal-Quadras por su "valentía" y acusando al PP de "renegar de las ideas".
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