Quitémonos la máscara
Una sonrisa, mojada en amargo llanto, me arranca la página 5 de su periódico del 27 de julio.Yo tenía un amigo suizo que era delegado de Cruz Roja en Burundi. El pasado 4 de junio fue asesinado, cerca de Cibitoke, cuando venía de dar agua a una zona que se había quedado sin ella: ¿fueron los hutus o los tutsis?
Fuimos todos los que, desde la confortable vida del bienestar, aceptamos la venta de armas y justificamos la barbarie con la etiqueta de lucha étnica.
La lucha étnica sin balas no alcanza a ser barbarie, pero la barbarie sirve a los intereses creados para mantener su status. Apenas hay un solo país libre de culpas en la venta de chatarra bélica, pero esto nos ayuda a sentimos buenos cuando les llevamos vendas para que curen las heridas de las armas que nos alimentan nuestro bienestar. Total, si "los salvajes" no saben utilizarlas, ya les mandaremos fuerzas mayores para poner orden acabando con todos.
Para quien, como yo, heredera de Al-Andalus, ha visto justificar el fin de la más bella cultura con la criminalidad del cristianismo, lo de lucha étnica me suena a cruel canallada del poder, creado desde la sinrazón y la pura economía de mercado.
Quitémonos la máscara, para ver que seguimos siendo cavernícolas modernos con ansias de sangre humana, pero eso sí, con armas exportables, para usarlas donde no nos salpique la sangre, aunque sea la de Africa.-
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