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Arantxa, fatigosa y sufriente, gana

La española derrota a Novotna y jugará la final contra la estadounidense Davenport

Santiago Segurola

MUJERES Cuando se trata de Arantxa decide el coraje, la pasta moral de una tenista que hace milagros desde su resistencia a aceptar la derrota. Venció a Jana Novotna después de un nuevo ejercicio de tenacidad. Donde Arantxa es capaz de traspasar los límites del sufrimiento, a Jana Novotna le pierde su vena eslava, una fragilidad que tiene que ver con la tristeza. Durante gran parte del duelo superó a Arantxa, la puso en los mayores problemas posibles y se colocó al borde de la victoria: 3-2 y servicio en el tercer set. Incluso gritó y pareció decidida a conquistar el partido. Imposible. En ese momento se produjo la quiebra. A Novotna le dio un ataque de responsabilidad y Arantxa entró a saco. Ganó cuatro juegos consecutivos y se metió en la final después de tres sets (6-4, 1-6 y 6-3). Arantxa se enfrentará en la final a la estadounidense Lindsay Davenport, que ayer se impuso en la otra semifinales a su compatriota Mary Joe Fernández, por 6-2, 7-6 (8-6).El partido reunió a dos tenistas que no se tienen secretos. Desde hace tiempo hacen pareja de dobles, se diría que de forma muy conveniente. Cada una tiene lo que le falta a la otra. Arantxa es combativa y dura. Se agarra a la pista como nadie. Devuelve todo lo que le tiran. Es incansable. Novotna dispone del saque que no tiene Arantxa y de la tendencia a jugar en la red que tampoco tiene la jugadora española. Es una tenista de puntos rápidos.

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Como los estilos y el carácter de las tenistas eran tan diferente, el partido salió saltarín, sin mucho gobierno. Ni Arantxa ni Novotna pudieron imponer su juego. Un rato dominaba el tenis más paciente de la española y al siguiente aparecía Novotna con una volea en la red. Quizá por eso, la querencia del primer set fue hacia el juego de Arantxa, el segundo fue irremediablemente manejado por Novotna y el tercero fue una cuestión de carácter. Es decir, Arantxa ganó 2-1.

En el primer set, Arantxa estuvo en su papel. Rompió con rapidez el servicio de Novotna, devolvió con bastante precisión desde el fondo y se recuperó de una pérdida de saque (4-4) con un juego en blanco sobre el servicio de Novotna, que ponía todas las caras posibles, todas de pesadumbre. Su búsqueda de la red no resultó efectiva. Arantxa le pasaba la pelota con facilidad y tampoco se encon traba cómoda con la volea. 22 errores son demasiados frente a la jugadora española.

Novotna, tan enigmática, pasó por el segundo set como un huracán. La tenista que momentos antes se lamentaba de todo, ahora abrumaba a Arantxa con un espectacular juego de saque y volea. En la red fue un muro infranqueable. Arantxa sólo consiguió ganar un juego, agobiada como estaba por la velocidad de su rival y también por su falta de recursos para detener la hemorragia. Novotna rompió el servicio de la española en el cuarto juego y se fue directa desde el 2-1 hasta el 6-1. No hubo peloteo, un inconveniente muy grave para Arantxa, que dio la impresión de desesperarse en la búsqueda de los golpes pasadores. Buscaba la manera de meterse en el partido y no lo conseguía. Su juego hacía aguas: su primer servicio era pobre, fallaba con el passing, no metía sus golpes de derecha y cometía demasiados errores.

La pelota estaba en el tejado de Novotna. La situación le favorecía porque venía de recuperarse con un set de escándalo, porque había rearmado anímicamente y porque el comienzo del último set siguió el mismo plan. Con una variante, Arantxa, que estaba contra la pared, moría en cada punto. Era un escenario tan conocido -Arantxa corre y pega, pelea cada pelota, gana o pierde el punto, pero crece desde la resistencia- que el factor moral se añadió al partido.

Mientras Novotna tiraba de la táctica -siempre en la red- rompía consecutivamente dos servicios de la jugadora española, Arantxa contestaba desde su estilo apasionado. Le decía a Novotna que iba a resistir, que esperaría su momento y que ganaría si la jugadora checa desfallecía. La quiebra definitiva se produjo precisamente cuando Jana Novotna se sintió próxima a la victoria. Había roto otro servicio a Arantxa y se colocaba 3-2, con el saque de su parte. Novotna hizo un gesto de rabia, celebró la victoria del juego, pareció que el partido era suyo, pero nunca más se supo de ella. Desde su vocación resistente, Arantxa contestó con firmeza. Rompió el saque a Novotna y la dejó hecha trizas. Era su momento. Lo había buscado durante las peores fases del partido, incluso cuando su juego era más mediocre. Si lograba imponer su entereza, ganaría. Lo consiguió en ése (3-3). Desde allí metió la directa hacia una victoria fatigosa y sufriente, como parece obligado cuando se trata de Arantxa Sánchez Vicario.

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