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3.000 personas asisten en Chiapas a la cumbre zapatista contra el neoliberalismo

Hubo unas 3.000 personas (la mitad, extranjeros invitados a través de Internet), música, tiendas de artesanía indígena, fusiles AK-47, pasamontañas, estrictos reglamentos y vetos a la prensa. Faltaron en cambio personalidades famosas. Este fue el arranque, el sábado por la noche, del 1 Encuentro Intercontinental contra el Neoliberalismo y por la Humanidad organizado por el subcomandante Marcos, líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en el sureño Estado de Chiapas (México). El dirigente guerrillero ha emprendido una campaña planetaria contra "la Intemacional de la muerte" capitalista, que simultanea con el diálogo de paz con el Gobierno mexicano.Todos los que estaban en el avión que partía desde la capital mexicana por la mañana se encontraron por la noche en Oventic, un pequeño paraje a 30 kilómetros al norte de San Cristóbal de las Casas, la vetusta ciudad colonial tomada el 1 de enero de 1994 por las tropas zapatistas. Feministas, un intelectual francés con traje de lino y sandalias, hippies trasnochados, jóvenes mochileros y cuarentones con calvas incipientes y firmes convicciones sesentayocheras acudieron como un sólo hombre a la inaguración de esta cumbre, que Marcos bautizó como "intergaláctica".

La mayoría, que se sepa, ha llegado del planeta Tierra: 42 países, fundamentalmente Estados Unidos, Francia, "País Vasco y España", como no se cansan de destacar los organizadores. Todos buscan el mundo nuevo que proclama Marcos, que por cierto, no acudió al acto, pero sí ha supervisado los preparativos. Todos representan a alguna organización, tienen invitación y han pagado religiosamente los 100 dólares de cuota (unas 12.500 pesetas). Una cosa es la retórica anti-neoliberal y otra olvidar el valor de las divisas.

Vía libre a los invitados

El Ejército mexicano y las autoridades migratorias dejaron el camino libre hasta Oventic. En este poblado los zapatistas han construido un complejo formado por escenario, gradas y casetas de madera para los invitados. El lugar, conocido como Aguascalientes II, forma parte de una red de cinco centros de convenciones de la revolución. Los otros cuatro están la Selva Lacandona. En Oventic hay además comedores, una tienda de comestibles y un restaurante, El Rincón Insurgente, que ofrece hamburguesas y bocadillos a módicos precios. En los puestos las mujeres indígenas venden artesanía y recuerdos de Aguascalientes.

La inauguración del encuentro, que durará seis días, fue una fiesta. Había iluminación eléctrica, buena megafonía, y la luna estaba casi llena. Los indígenas vestían sus mejores galas, combinadas con pasamontañas. El comandante David y la mayor Ana María abrieron "formalmente" el acto y recordaron los 500 años de humillaciones. Junto a Ana María, otros tres insurgentes saludaron con brillantes fusiles AK-47. El público se entregó y coréó las siglas del EZLN con el puño en alto.

Alguien comparaba aquello con el festival libertario de Woodstock, sólo que aquí había muchas reglas: los participantes y la prensa admitida -a algunos periodistas se les negó la entrada por no ajustarse a los criteros zapatistas de "objetividad"- no pueden llevar alcohol ni estupefacientes, y sí deben en cambio portar jabón neutro, por aquello de la protección al medio ambiente.

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Entre las numerosas personalidades invitadas han llegado ya el cineasta ruso Pável Lunguin y el escritor uruguayo Eduardo Galeano. Danielle Mitterrand, que ya estuvo aquí el pasado abril, también ha anunciado su presencia. Y se esperaba la vista de Jane Fonda, pero, de momento, no ha dado señales de vida en la selva.

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