España estudia utilizar de forma habitual aviones militares para las repatriaciones a África

ENVIADO ESPECIALEspaña, siguiendo el ejemplo de Francia, estudia utilizar de forma sistemática aviones militares para expulsar de su territorio a inmigrantes africanos en situación de ilegalidad. Así lo expresaron ayer a El PAÍS fuentes de la diplomacia española en los países que recibieron a los últimos 103 expulsados. "Es un camino caro y delicado, pero muy eficaz", señalaron.

Los diplomáticos españoles consideran, no obstante, que España parte en desventaja con respecto a Francia en este tipo de operaciones: "Los franceses", aducen, "tienen embajadas en la práctica totalidad de los países africanos, mientras nosotros debemos recurrir en muchos casos a cónsules honorarios". Es lo que ocurrió recientemente en Malí y Guinea Bissau, los dos países, precisamente, en los que el desembarco de los inmigrantes ilegales presentó mayores dificultades y problemas.

En el caso de Malí, el cónsul honorario de España en Bamako, el abogado Idrissa Traore, ni siquiera sabe: español, y debió recurrir a un traductor y, después, al embajador en Mauritania, Juan María López Aguilar, para entenderse con los españoles que acompañaban a los repatriados. En Bíssau, la falta de entendimiento con las autoridades locales tuvo peores consecuencias. Los 50 inmigrantes -de distintas nacionalidades- fueron encarcelados una vez que pusieron pie en tierra.

Los diplomáticos españoles están convencidos de que, salvo errores que deben solventarse en proximas ocasiones, la expulsión de los 103 inmigrantes llevada a cabo a finales del pasado mes de junio reunió todos los requisitos humanitarios y de solidaridad".

Según las mismas fuentes, había motivos suficientes en España para justificar las medidas que entonces se adoptaron: "Melilla estaba al borde de la crisis, y los precedentes que existían no eran ni mucho menos tranquilizadores. En Ceuta, una situación similar provocó hace unos meses un enfrentamiento muy violento entre la población y los africanos".

De las conversaciones que los diplomáticos han mantenido con Madrid han sacado la impresión de que el Gobierno español no comparte la idea de que la operación haya sido tan desastrosa, a pesar de las críticas de los sindicatos policiales y la oposición. Ni en el terreno de la opinión pública, ni tampoco en el campo diplomático.

También en Francia, señalan, las mismas fuentes, se produjeron parecidas críticas, coincidiendo con las primeras expulsiones de inmigrantes ilegales a bordo de aviones militares. Y ahora, por la fuerza de la costumbre, ni siquiera llega nadie a enterarse de que dos aviones del Ejército francés aterrizan cada mes en el aeropuerto de Bamako con su carga de inmigrantes.

Los franceses son, además, mucho más severos que las autoridades españolas en todo el proceso de repatriación. Las personas expulsadas no reciben ni un franco de compensación. España entregó 250.000 pesetas a los 19 malienses en concepto de 'Fondo de reinserción". Tampoco hay quejas por parte de los gobiernos de cada país, que prefieren aceptar y callar ante el temor de que se resientan sus negocios con París.