_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El calor

Sé por mi amigo el dibujante Alfonso Ortuño que el verano español registra cuatro fases de temperaturas en aumento caracterizadas por las siguientes palabras: el calor, la calor, los calores y las calores. Los tres primeros grados se dan en Madrid; el cuarto es más dificil de alcanzar en la Meseta. y suele ser propio de Córdoba o de Sevilla. Estas cuatro gradaciones dan mucho mejor idea del calor que hace que la habitual cuenta en grados centígrados. El femenino, claro, expresa siempre una magnitud mayor que el masculino. Compárese si no un olmo con una olma o un bicho con una bicha.En estos días de fin de julio se oye a mucha gente quejarse del calor que hace en Madrid. Pero hay expertos madrileñistas que afirman que a los verdaderos hijos de Madrid nunca les parece bastante el calor que aquí llega a hacer. En el foro se piensa, dicen, que hay que almacenar calor en verano para resistir mejor los fríos madrileños del invierno. Corrobora esta teoría la anécdota que contaba un periodista sevillano, Rodríguez de León, a propósito de Pedro de Répide, escritor madrileñista y personaje castizo madrileño. Dice que tenía el encargo de Répide de comunicarle la temperatura de Sevilla y le telegrafiaba diciendo, por ejemplo: "Hoy, 48 grados a la sombra". Répide contestaba: "Salgo esta noche en el expreso". Se paseaba varios días bajo el sol sevillano y explicaba después: "Así llevo a Madrid calorías para todo el año".

Tengo amigas y amigos de aquí, como se dice, "de toda la vida", que afean a los que no lo son lo mucho que se quejan del calor o de la calor que hace. "Pero, ¡si estamos en verano! ¿Qué quieres, que haga frío?". En esta ciudad gusta mucho que cada cosa tenga las características de "lo suyo".

Yo estoy de acuerdo con la teoría de que quien se lamenta continuamente del calor lo sufre mucho más que el que no habla de él.

Hay una frase que expresa muy bien esta actitud veraniega de los que saben disfrutar, en vez de padecer, los calores de esta ciudad. No sé a quién atribuirla, aunque pienso que tiene el sello del humor de Ramón Gómez de la Serna: "Lo malo de Madrid es que refresca por la noche".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_