24 años después de Múnich
, El atentado de Atlanta ha traído al recuerdo la tragedia de los Juegos de Múnich, en 1972. El cinco de septiembre, de madrugada, cuando se llevaban 15 días de competición, un comando de ocho personas de la organización terrorista palestina Septiembre Negro entró en la Villa Olímpica, se dirigió al pabellón israelí, mató a dos atletas y secuestró a otros nueve.
A mediodía, los secuestradores dieron a conocer sus exigencias: liberación de 250 palestinos presos en cárceles israelíes y un medio de transporte para llegar a una capital árabe. La respuesta de Tel Aviv fue negativa y a las 22 horas, secuestradores y rehenes partieron en un helicóptero facilitado por las, autoridades germanas hacia el aeródromo militar de Fürstenfeldbruck. Allí fueron recibidos con las luces apagadas. Poco después, súbitamente, todo se iluminó con bengalas para que los francotiradores de la policía pudieran actuar: dos terroristas fueron abatidos. Los supervivientes del comando abrieron fuego sobre los nueve rehenes, que cayeron muertos. La policía acabó con la vida de otros tres terroristas.
24 años después, una delegación de familiares se ha trasladado a Atlanta y se siente decepcionada por la desatención del Comité Olímpico Internacional (COI) hacia los deportistas muertos en 1972. Precisamente ayer estaba previsto celebrar un funeral en memoria de aquel suceso, que afectó definitivamente a la percepción de los Juegos - desde entonces, las medidas de seguridad se han hecho prioritarias- La delegación, constituida en su mayor parte por hijos e hijas de los atletas que murieron en Múnich, se siente maltratada y engañada por el COI.
Ya en 1972 muchos sectores desintieron de la decisión de continuar aquella edición. "Encajonados en su mundo irreal, desatentos a la realidad de la vida y la muerte, el vetusto plantel de dirigentes que conduce esta danza cuatrienal del músculo ha decidido que un poco de sangre derramada no debe interrumpir el juego", escribió el célebre columnista estadounidense Red Smith.
Los familiares llevan tiempo pidiendo que el COI celebre algún acto en honor de las víctimas. Ana Spritzer, hija de uno de los deportistas muertos, asegura que Juan Antonio Samaranch se lo había prometido. "El señor Samaranch no ha cumplido", ha declarado Spritzer. "Parece como si aquella tragedia no existiera, como si mi padre no hubiera existido, como si nadie reparara en el inmenso dolor que sentimos". Ahora, después del atentado de Atlanta, el mundo ha vuelto a reparar en la matanza de Múnich. Y como entonces, el show debe continuar.
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