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Exigencias de la oposición de Malí

Las jóvenes y frágiles democracias en el Tercer Mundo suponen aportan sin duda una mejora para sus ciudadanos, pero pueden plantear problemas inesperados a las viejas potencias europeas. Malí es una de ellas, desde que en marzo y abril de 1992, se celebraron elecciones legislativas y presidenciales en las que resultó elegido jefe del Estado Alpha Umar Konaré.La oposición controla un tercio de los escaños en la Asamblea Nacional y varios semanarios. La noticia de la inminente devolución de los malienses emigrados a España provocó las quejas de los adversarios del presidente, que pidieron que se solicitaran compensaciones.De ahí que el Gobierno de Bamako cambiase de parecer y, de sopetón, exigiese a España una ayuda para la reinserción social en su país de los 19 expulsados que acogió en la noche del 23 al 24 de junio. A cada uno de ellos, el embajador español en Mauritania, Juan María López Aguilar, les entregó en dos plazos un millón de francos CFA (la divisa del África subsahariana francófona), una cantidad equivalente a 250.000 pesetas, una verdadera fortuna en un país tan Pobre.

Esta generosidad no tiene precedentes de la historia de las repatriaciones africanas y crea, en opinión de fuentes diplomáticas independientes, un grave antecedente, porque otros gobiernos africanos pueden seguir el ejemplo de Bamako y otros emigrantes pueden estar tentados de ir a España con la esperanza de ser "indemnizados" por su repatriación.

El cambio de parecer de las autoridades malienses fue posible en parte porque su compromiso con los ministerios españoles de Exteriores e Interior fue sólo oral. Si la operación hubiese estado mejor planificada se hubiese podido proceder a un intercambio de notas verbales entre Bamako y la Embajada de España en Mauritania. A pesar de su nombre en el lenguaje diplomático, estas notas son escritas. Sus autores no hubiesen podido dar entonces desdecirse de los compromisos alcanzados.

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