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Rezar o pecar

37 sacerdotes y un puñado de locales de 'strip tease'

En las Villas Olímpicas de unos Juegos hay servicios de todo tipo. En las instalaciones de Atlanta, habilitadas en la Universidad de Georgia Tech, aunque no funcionen otras cosas como el mínimo espacio de las habitaciones o a falta de salas para los masajistas y las reuniones técnicas, sí están muy cuidados los servicios religiosos. Los atletas de los 197 países que lo deseen tienen dos centros en la denominada zona, verde para acoger en distintas salas a cristianos, budistas, hindúes, judíos y musulmanes, e incluso puede habilitarse alguna más en caso necesario. Un equipo de 37 sacerdotes de todas las creencias está dispuesto para ayudar a los atletas en el momento en que lo deseen.

Sin embargo, los que quieran consolarse o animarse de otra forma no lo tienen difícil. Ya no será gratis, pero a escasos metros, enfrente del Alexander Memorial Coliseum que se en- cuentra en una de las esquinas de la Villa Olímpica y donde se disputará el boxeo, hay otro tipo de combates. Los atletas pueden acceder al Cheetah, uno de los clubes de strip tease más conocidos de Atlanta entre los 50 del mismo estilo que se sitúan en un radio de 40 kilómetros.Su prestigio está garantizado incluso por tarjeta de crédito normal y oro, que permite gastos de hasta 13.000 y 60.000 pesetas y un trato preferencial del personal del club.

Habitualmente son 75 las chicas que se turnan desnudándose en mostradores y escenario laterales, pero el ejército también se ha reforzado durante los Juegos. El número puede subir a 125 y alguna noche, según su manager, Patti Atkinson, a 200.

Cada stripteaser llega a ganar 60.000pesetas diarias, sólo con las propinas de los clientes más interesados en ver sus encantos de cerca en las mesas centrales. Ello supone un mínimo de 12.800 pesetas más por unos minutos y todos los que quiera el interesado seguir metiendo en la liga de la bailarina. Pero, eso sí, sin acercarse ni un milímetro más a ella !o pena de verse expulsado inmediatamente de la sala por unos fornidos vigilantes. Sobrepasarse cuesta más dinero y ya en privado de acuerdo con la trabajadora. El problema para los atletas es que el horario es de ocho de la tarde a cuatro de la madrugada. Es decir bastante reducido para sus horarios de competición. Escaparse (salvo al término de las pruebas), parece más dificil que rezar en algunos templos.

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