Todo un drama 'por los pelos'
El 40% de las mujeres sufre alopecia tras la menopausia y un 15% en edad fértil
La búsqueda de un mágico crecepelo, como la del elixir de la eterna juventud, ha sido y sigue siendo una de las constantes del hombre en todos los periodos históricos. Si las encuestas revelan que la calvicie es el problema estético (por delante del sobrepeso u obesidad) que más preocupa a los varones, en la mujer este proceso es vivido, según los dermatólogos y las propias afectadas, como un verdadero drama.La forma más común, la alopecia androgenética, afecta en diferentes grados al 15% de la población femenina en edad fértil y al 40% tras la menopausia.
"Recuerdo aquel día como el más horrible de mi vida. Sin el menor tacto, el dermatólogo me vino a decir que yo era un bicho raro y que en unos años me quedaría calva". Así cuenta M. Z., una joven estudiante madrileña de 21 años, cómo le fue dado su diagnóstico de alopecia adrogenética. Entonces tenía 17 años y había empezado a notar que cada vez que se duchaba "la bañera se quedaba llena de pelos". Al principio no le concedió importancia. Lo comentó con algunas amigas y le dijeron que ellas también perdían pelo, pero tenía la impresión de que lo suyo "era exagerado". Su madre decidió llevarla a un especialista.
"Me tenía que aplicar un tratamiento tópico sobre el cuero cabelludo dos veces al día. Era una tortura, porque me recordaba el tremendo problema que para mí era perder el pelo y además no notaba ninguna mejoría. Entonces mi madre oyó hablar de otro especialista. Su planteamiento fue tan diametralmente opuesto al del primero, que a partir de ese momento mi tragedia empezó a dejar de serlo", cuenta.
Según el doctor Pedro Jaén, jefe del servicio de dermatología del Hospital General de Guadalajara, los andrógenos u hormonas masculinas son la causa de la alopecia androgenética, tanto en la mujer como en el hombre. "No significa que se tengan elevados los niveles de estas hormonas", explica, "sino que las células del cuero cabelludo son más sensibles a los andrógenos y esto va provocando la atrofia del folículo piloso y la caída definitiva de cada cabello afectado".
Este tipo de alopecia, que puede aparecer a edades muy tempranas, tiene un claro componente hereditario, materno o paterno. Se caracteriza por una pérdida de pelo más lenta que en el hombre y rara vez llega a ser manifiesta. Se aprecia por que el cabello pierde mucha densidad y se pueden advertir algunos claros, pero, al contrario que en el hombre, no suele tener una localización delimitada. El tratamiento, con resultados desiguales según los casos, se basa en la administración oral de estrógenos (hormonas femeninas) y/o antiandrógenos y la aplicación tópica de una sustancia llamada minoxidil.
E. B., economista de 32 años, consultó al dermatólogo por la gran cantidad de pelo que perdía tras dar a luz: "A los tres meses de nacer la niña había cabellos míos por todas las partes de la casa, hasta por la cuna y la ropa del bebé".
El doctor Ricardo Ruiz, dermatólogo, formado en la Clínica Mayo de Rochester (EE UU), señala que este hecho es frecuente en algunas mujeres después del parto, al tiempo que advierte que "es muy diferente una pérdida del cabello transitoria, que no conduce a una decalvación, a una pérdida definitiva, que lleva a una alopecia de mayor o menor grado. "No se sabe muy bien", añade, "si se debe al propio estrés del parto, a los cambios hormonales o a un déficit de hierro. Pero, pasados unos meses, la caída empieza a frenar espontáneamente, sin necesidad de tratamiento".
Existen muy diferentes causas de la pérdida transitoria del cabello: ciertos medicamentos (algunos anticonceptivos o la quimioterapia anticancerosa), enfermedades generalizadas (lupus eritematoso), alteraciones de la glándula tiroides, carencias de hierro (la pérdida de pelo es a veces el primer escalón de la anemia), situaciones importantes de estrés y las dietas bajas en proteínas.
"No es extraño", dice el doctor Ruiz, "encontrar importantes pérdidas de pelo en mujeres que se someten a regímenes de adelgazamiento muy severos o que siguen dietas vegetarianas muy estrictas". Pero en todos los casos, el problema se corrige actuando sobre la causa. No ocurre así con la alopecia areata, la otra gran forma de calvicie, que afecta al 1% de la población.
Como apostilla este experto, se trata de una enfermedad autoinmune, por la que el organismo reacciona contra los folículos pilosos como si fueran cuerpos extraños. Su comienzo suele ser brusco y generalmente se manifiesta en zonas localizadas sin pelo. No se debe a infecciones dentales, como se creía, y a veces aparece tras una situación de estrés considerable. Su tratamiento es farmacológico y satisfactorio cuando está muy poco evolucionada.
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