Hongos, otra amenaza del verano

"En verano pasan dos cosas: hace más calor y nos enfrentamos con la naturaleza. No estamos acostumbrados y nos desnudamos como monos porque creemos que es un medio amigo, pero es hostil. Estamos todo el año en una cápsula, casa, coche, y llega el verano y salimos... ", asi explica, entre irónico y divertido, Octavio Navarro Baldeweg, jefe de dermatología del hospital santanderino Marqués de Valdecilla, los problemas dermatológicos de los intrépidos veraneantes. "Nos pican los bichos, nos invaden los hongos y. nos clavamos las piedras".Los hongos son uno de los principales enemigos de la piel en verano, favorecidos por el calor, la humedad y el contacto con la naturaleza, poco frecuente el resto del año. En general son difíciles de prevenir, pero no provocan mayores complicaciones si se tratan adecuadamente.

Según Navarro, la presencia de hongos es menor en las playas del Cantábrico que en el resto del litoral español, porque "las mareas fuertes provocan dotaciones de salinidad en la arena seca, que unidas a las aportaciones de agua dulce proviniente de las lluvias, causan cambios bruscos del medio y dificultan su desarrollo".

Los hongos humanos, o antropofílicos, crecen en las partes húmedas y calientes del cuerpo, donde atacan la queratina que protege la piel, alimentándose de la capa córnea y el pelo. Afectan, sobre todo, a los dedos de los pies (pie de atleta), provocando picor, escozor, descamación y agrietamiento, que causa dolor. A menudo se extienden a la palma de la mano, el dorso de los pies y a las ingles, donde se forma una placa roja que se extiende en anillos de pus.

Por ser de origen humano se contagian fácilmente, en vestuarios, piscinas, duchas y playas artificiales, o entre personas que comparten prendas. La mejor forma de prevenir el contagio es mantener los pies secos.

El tratamiento de los hongos es sencillo, con medicamentos como la griseofulvina o imidazoles, que se depositan en la piel frenando al hongo y expulsándolo. Los resultados a veces son lentos, por lo que debe prolongarse el tratamiento hasta que se regenera la parte afectada; cerca de un mes en el caso de la piel y hasta seis meses cuando se infectan las uñas, que entonces aparecen mates, grisáceas y débiles. Es importante erradicar bien el brote. para que no se reproduzca, ya que a veces quedan formas latentes en los pies que se reactivan en invierno al usar el calzado cerrado y caliente.

Un 10% de la población tiene hongos, aunque no siempre se manifiestan. Su aparición es cuatro veces más frecuente en los hombres que en las mujeres, probablemente porque utilizan un calzado más cerrado, practican más deporte, son más asíduos a zonas de contagio y atienden menos su higiene. También es habitual el contagio familiar, lo que se puede evitar utilizando toallas de papel desechables o toallas de algodón, que se esterilizan con agua muy caliente y detergente. Los deportistas y los inmunodeprimidos, a quienes pueden provocar infecciones graves, son las personas más propensas a los hongos.