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17 heridos en el primer atentado con coche bomba en el Ulster en los dos últimos años

Políticos nacionalistas, encabezados por el primer ministro irlandés, John Bruton, condenaron ayer el primer atentado cometido en suelo de Irlanda del Norte desde el alto el fuego del IRA, en septiembre de 1994. Diez minutos después de la medianoche del sábado, una potente bomba hizo saltar por los aires la fachada de un hotel en Enniskillen, a unos 100 kilómetros al sureste de Belfast. Treinta minutos antes, los empleados del hotel recibieron una llamada de aviso. Decenasde huéspedes, muchos de ellos invitados a una boda, fueron desalojados. 17 sufrieron heridas leves. La explosión, de la que nadie se ha responsabilizado, presenta, según la policía, el sello del IRA, pese a que la organización negó su autoría en un comunicado.

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Apenas dos minutos antes de que la poderosa bomba redujera a un montón de escombros el hotel KillyhevIin, sito a poca distancia de la carretera que lleva a Dublín, en la pequeña ciudad turística de Enniskillen, los empleados lograron evacuar a la totalidad de los huéspedes hacia la parte trasera del edificio, donde está instalado el aparcamiento privado. La bomba, colocada en el interior de un jeep Isuzu, dejó un inmenso cráter en el suelo y decenas de coches ardiendo a su alrededor. Hasta muy avanzada la mañana de ayer los bomberos lucharon contra las llamas que devoraban el pintoresco hotelito, que quedó casi completamente destruido.Fuentes de los servicios secretos especulaban con la posibilidad de que un grupo' irrelevante, el Sinn Fein Republicano, escindido hace 10 años del Sinn Fein, el partido que lidera Gerry Adams y representa al IRA Provisional, fuera el responsable del atentado que ayer conmovió a la comunidad de Irlanda del Norte, una vez que el IRA negó su autoría. Pero el comunicado de los provisionales no disipa todas las dudas. Hace poco más de un mes, el IRA negó su implicación en el asesinato de un policía en la República de Irlanda, para rectificar una semana después. En todo caso, los partidos unionistas, que se apresuraron a condenar la bomba, dejaron bien claro que sólo el IRA puede estar detrás de tanta destrucción.

El atentado llega horas después de que la organización proirlandesa emitiera un comunicado el sábado llamando a la calma, tras la muerte de un católico, Dermont McShane, durante la batalla campal mantenida esa madrugada entre jóvenes nacionalistas y fuerzas de la policía y el Ejército en Londonderry. De hecho, a lo largo de esta semana de enloquecida violencia en el Ulster se han escuchado infinitos llamamientos a la calma que sólo han servido para alimentar el odio y los deseos de destrucción. La madrugada del domingo no fue una excepción, con nuevos enfrentamientos en el centro de Londonderry y en Belfast, donde grupos de católicos furiosos atacaron varios domicilios protestantes al otro lado del muro de seguridad que divide los distritos católico y protestante, Falls Road y Shankill Road, respectivamente.

La tregua protestante

Con todo, la gravedad de estos sucesos palidece ante la bomba de Enniskillen. Ayer, David Ervine, del Partido Unionista Progresista, que representa al grupo paramilitar protestante Fuerza de Voluntarios del Ulster y uno de los políticos protestantes que más esfuerzos han hecho por mantener vivo el proceso de paz, manifestó su pesimismo sobre la posibilidad de que la tregua de los paramilitares protestantes se prolongue tras este primer atentado en Irlanda del Norte tras dos años de relativa paz.El explosivo colocado a la entrada del hotel KillyhevIin posee una significación doblemente siniestra. No sólo por la magnitud de los daños y el riesgo de víctimas mortales en una localidad sacudida por otro terrible atentado del IRA en 1987, que se saldó con 11 muertos. Sino porque la bomba, significa el fin del alto el fuego táctico mantenido por los paramilitares republicanos en Irlanda del Norte. Cierto que el IRA ha colocado numerosas bombas desde la que el 18 de febrero destruyó la estación de South Quay, en los Docklands de Londres. Varias de ellas en la capital británica, pero también en Manchester, y hasta en una base del Reino Unido en Alemania. Hasta la madrugada de ayer, sin embargo, el territorio del Ulster había sido respetado.Un portavoz de la policía norirlandesa (Royal Ulster Constabulary) aseguró que el coche bomba había sido robado el 3 de julio en Dublín. Ayer, el cardenal Cahal Daly, primado de la Iglesia católica en Irlanda, hizo votos porque el suceso, que se suma a una semana de violencia civil con escasos precedentes en Irlanda del Norte, no sea el último clavo en el ataúd del proceso de paz. Aun así, el anciano prelado se mantuvo firme a la hora de condenar -"lo digo con toda tristeza", puntualizó- a Londres por la "traición política" a los nacionalistas de permitir los desfiles protestantes en áreas católicas de la provincia.

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Más neutra fue la actitud del primer ministro irlandés, John Bruton, quien denunció el atentado como "erróneo desde todos los puntos de vista: tanto el moral como el político", y apeló a la contención contra los "disturbios organizados" de los últimos tres días. "Esta violencia no sólo echa por tierra la ventaja moral [de la comunidad nacionalista], sino que nos hace perder aliados en el mundo", dijo.

Por su parte, Martin McGuinnes, número dos del Sinn Fein, partido político del IRA, se negó a pronunciarse sobre la bomba de Enniskillen - "ignoro quién la ha puesto", dijo - y a condenar el atentado. Según McGuinnes, ante la gravísima situación creada es necesario que todos los líderes políticos que creen en el proceso de paz hagan un último esfuerzo por reconstruirlo. Diálogo es la respuesta, dijo, conversaciones de todos los partidos sin condiciones de ninguna clase.

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