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Zaplana encabeza, un frente autonómico del PP para exigir más fondos al Estado

Luis R. Aizpeolea

La hora de las baronías autonómicas ha llegado para el PP con el debate sobre el nuevo sistema de financiación autonómica, cuya primera cita formal es el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) del próximo día 23. El presidente de la Comunidad Valenciana, Eduardo Zaplana, se ha puesto al frente de una coalición de presidentes del Partido Popular en el Mediterráneo -Comunidad Valenciana, Murcia y Baleares- para plantar cara al Gobierno en defensa de los intereses del área: las tres comunidades pedirán que los ingresos que reciban del Estado dependan más de la población y menos del territorio.

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Zaplana se estrenó ayer como barón autonómico. Puso todos los ingredientes: aseguró que su comunidad sufría un agravio comparativo; advirtió que para él lo primero es la defensa de su comunidad, por encima de cualquier cosa, y remató con una propuesta de difícil aceptación para las comunidades más pobres: que el número de habitantes cuente más que el de kilómetros cuadrados al fijar los ingresos provenientes del Estado.El presidente valenciano sé entrevistó con dos pesos pesados del Gobierno: el vicepresidente primero y ministro de la Presidencia, Francisco Álvarez Cascos, y el titular de Administraciones Públicas, Mariano Rajoy. Tras estas conversaciones, Zaplana manifestó que su comunidad ha sido la peor tratada por la política económica, ya que, según dijo, "aporta más de lo que recibe" y ha sufrido "como ninguna otra las consecuencias de la política de revalorización de la peseta de Carlos Solchaga".

El jefe del Ejecutivo valenciano informó al Gobierno de su pacto con los presidentes de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, y Baleares, Jaume Matas, para defender una posición común en' la negociación sobre el nuevo sistema de financiación autonómica en el próximo Consejo de Política Fiscal y Financiera.

La exigencia de los tres presidentes del PP, cuyos visos de prosperar son muy reducidos, dejará sin embargo al Gobierno en una ventajosa posición intermedia entre las comunidades mediterráneas y las gobernadas por los socialistas: Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha.

Zaplana ha tomado una bandera que Jordi Pujol dejó caer en la negociación de abril ante la férrea oposición del PP a dar mayor peso al índice de población.La resistencia del PP se basaba en el temor a las desigualdades que puede acarrear entre las comunidades disminuir el peso del territorio en la participación en los ingresos del Estado. Por ejemplo, para una comunidad pobre como Castilla, La Mancha, la diferencia es la siguiente, según el consejero de Economía y Hacienda, Miguel Ángel Montañés: si prevalece el criterio territorial, 95 de cada 100 pesetas provienen del Estado; si se aplica el de la población, la cifra desciende a 65 de cada 100.

Aznar transmitió a Zaplana esta situación cuando lo recibió en La Moncloa hace semanas. El jefe del Ejecutivo le manifestó entonces algo similar a lo que Felipe González solía decir a sus barones autonómicos: que tenía derecho a defender los intereses de su comunidad, pero que a él, como presidente del Gobierno, le correpondía luchar por el consenso autonómico. Rajoy y Álvarez Cascos se lo dejaron claro ayer a Zaplana.

El presidente valenciano admitió tras sus dos entrevistas que es difícil que su propuesta salga adelante en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, pero que su objetivo es defender los intereses valencianos. Añadió que se trata de facilitar el despegue de las comunidades más prósperas con un sistema de corresponsabilidad fiscal que beneficie a todo el territorio nacional garantizando a todas las comunidades unos servicios mínimos.

A renglón seguido, arremetió con dureza contra lo que él interpretaba como "una solidaridad mal entendida", en referencia a la etapa del Gobierno socialista. "No se trata de repartir lo poco, sino de facilitar el despegue de las comunidades ricas para que se beneficie toda España".

El presidente de la Comunidad Valenciana dijo también que está tratando de incorporar al pacto mediterráneo a la Generalitat de Cataluña, pero admitió su dificultad, ya que Jordi Pujol quiere jugar a fondo, y en todos sus gestos, con el fin de resaltar las particularidades catalanas. No obstante, ha habido contactos entre los consejeros de Economía y Hacienda de todas las comunidades mediterráneas, incluido el catalán, que sigue con interés este proceso.

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