Una pájara pasajera
Frío, lluvia, no romper a sudar condujeron a Induráin a una crisis de deshidratación, según Padilla
La conclusión más lógica después de la cronoescalada es que todo fue una pájara pasajera, que Miguel Induráin, siguiendo la terminología de José Miguel Echávarri, "se había quedado sin gasolina pero tenía el motor intacto". Sin embargo, las causas posibles de ese desfallecimiento no son tan sencillas como la recuperación del navarro.Sabino Padilla, médico del ciclista, habla de una multiplicidad de causas que condujeron a Induráin a una crisis de deshidratación e hipoglucemia- alimentación, frío, lluvia, no romper a sudar... Padilla juega con datos para responder a la pregunta inevitable: ¿cómo le ha podido pasar eso a Induráin? No hay corredor más experto, que mejor conozca el Tour. Nadie como él que sepa vencerlo. Que la pájara se la hubiera agarrado otro ciclista habría sonado a normal, pero ¿cómo Induráin? Porque este Tour ha sido diferente.
Los cinco Tours anteriores se disputaron bajo un sol y un calor achicharrantes, las condiciones en las que mejor se mueve Induráin. Hay corredores de invierno y corredores de verano. Los de invierno tienen acostumbrado al organismo, que casi innatamente se desenvuelve mejor con frío y lluvia -en la cima de la Madeleine, bajo un intenso aguacero, el termómetro marcaba cuatro grados-, ciclistas a los que sólo hay que mirar su palmarés para saber cuándo rinden más. Berzin es un hombre del frío, y no sólo por ser ruso. Su explosiva temporada, la victoria en la Lieja-Bastoña-Lieja y el Giro, se terminó en el mes de junio. El año pasado, sólo empezó a sacar la cabeza en el Giro cuando las nubes se desplomaron sobre la carrera italiana.
Todo lo que ha ganado Tony Rominger se ha corrido en primavera o en otoño. Vueltas, Giro, clásicas. En verano, en los Tours calurosos, nunca marcó la diferencia. Otro tanto, Olano. El primer corredor plenamente veraniego que aparece en la generales Richard Virenque, séptimo. El clima es lo que ha cambiado el Tour según esa interpretación.
Las respuestas son obvias a las posibles preguntas: aun sabiendo que fuera a hacer malo en julio, Induráin no podía haber cambiado su preparación. El asunto no es de kilos o fuerzas, sino de un organismo que no puede desenvolverse a pleno rendimiento después de más de tres días sometido a un régimen de duchas obliga das. Según sus técnicos, además, Induráin no está más delgado que otros años -algunos intérpretes avanzaban la idea de que Induráin sube mejor y contrarrelojea en llano peor gracias a una pérdida de peso, un asunto peligroso, porque el propio Induráin siempre ha afirmado: "por debajo de los 79 kilos estoy kapu"-. Pero no, según los técnicos, Induráin anda por sus 81 kilos habituales en estas fechas.
La otra respuesta también es menos obvia. Hay un margen de duda: ¿Las consecuencias de los chaparrones se seguirán pagando durante todo el Tour?
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