Por lo menos está vivo
Induráin comienza hoy un nuevo Tour con un déficit de cinco minutos y buscando debilidades en sus rivales
Miguel Induráin se subió a su habitual refugio, la furgoneta azul aparcada a pocos metros de la meta, pero ayer sí que bajó la ventanilla. El mejor síntoma: habló con todo el mundo. "Por lo menos está vivo, que era lo importante hoy", decía con un no poco disimulado suspiro de alivio Eusebio Unzúe, su director. Y eso que todavía no conocía el tiempo de sus rivales. "En Les Arcs se nos cayeron las fichas del ajedrez", remachaba metafóricamente el clavo del alivio José Miguel Echávarri. "Hoy las hemos vuelto a poner encima del tablero. Aún hay partida". 0 usando una comparación más apropiada para el día y su condición sanferminera: "Sufrió una cogida, pero puede seguir corriendo el encierro". Induráin había resuelto una duda que él mismo se tenía que contestar.No era para menos. Hasta Unzúe se había temido lo peor cuando en el primer tramo de ascensión a Val d'lsére Induráin no marchaba como esperaba. "Me metió miedo", dice Unzúe. "Subía sin ritmo, cansino; pensé que se iba a repetir el desfallecimiento". Pero sólo fue una impresión pasajera. "Estábamos en medio de una niebla grande y Miguel ha hecho la luz".
Induráin, desde la furgoneta, pedía datos, los tiempos de sus rivales. Y sonreía ligeramente. Rominger paró su bicileta al lado y lo primero que pidió fue líquido, luego una toalla y la inevitable pregunta a su masajista Torrontegui. "Qué tiempo ha hecho Miguel, cuánto ha hecho Riis". "Tú el mismo tiempo que Miguel, Riis te ha sacado 26 segundos", le respondió. Rominger no contestó a la siguiente pregunta -¿esperabas que Miguel te igualara y que Riis te superara?-, torció el gesto, cogió la bicicleta y se fae a su hotel.
"Rominger esperaba ganar, seguir machacando", dice Echávarri. "La carrera se le ha complicado porque no ha conseguido quitarse de encima a Miguel".
"Estoy contento de haber terminado con los mejores. Era lo importante, saber que me había recuperado aunque aún no sepa a qué se debió la pájara. Me he visto de nuevo bien". Mientras, Induráin comenzó a hablar después de alimentarse y de saciar su curiosidad con los tiempos de los rivales. Se acabaron las metáforas. Llegaron las frases sencillas. "La etapa ha sido dura y exigente", dijo a la nube que le rodeaba. "El aire soplaba de cara y lo que he hecho es intentar recuperarme de la pájara lo mejor que he podido".
Induráin no estaba al 100%. Dio lo mejor posible, dadas las circunstancias, pero no se sintió perfecto. "He ido a tope, pero me ha faltado la fuerza explosiva para marcar la diferencia", explicó el navarro. "Si hubiera recuperado bien, quizás habría tenido más fuerza de arrancada. He notado el músculo un poco fastidiado para este tipo de ejercicios, pero ya sabía que era difícil limpiarlo en sólo 24 horas".
Miguel Induráin comienza hoy un Tour nuevo en una situación insólita. Por detrás de muchos. "Todos los que están ahí pueden complicarme la vida", dice. "Los viejos que quieren aguantar y los jóvenes que piden paso". Una situación muy distinta a otros años. Los demás debían derribarle. Ahora, el acoso debe correr por su cuenta. "He de buscar los momentos débiles de los otros. Pero la situación está muy abierta. Sigue todo muy igualado. La contrarreloj no ha aclarado el panorama. Abraham Olano y Evgeni Berzin, por ejemplo, están muy fuertes por haber disputado el Giro, y el equipo mejor situado es el Mapei, porque tiene dos bazas. Entre ellos deben hacer la carrera".
Así se acerca a Sestriere, con "buenas sensaciones después de dos días muy duros y con margen de mejora". Así le esperan en Sestriere, la etapa que debe confirmar al hombre fuerte de la carrera".
El Tour comienza de nuevo hoy. Y tras los Alpes, el Macizo Central, y luego, los Pirineos y la llegada a Pamplona. Duro para todos, y más para los que peor lo están pasando. Pero Induráin promete estar ahí.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.