González: "Antes subir la gasolina que vender una empresa pública"
El secretario general del PSOE y líder de la oposición, Felipe González, se salto ayer levemente su periodo de abstinencia hasta septiembre para advertir al Gobierno del PP de que habrá una discusión "seria" sobre la política presupuestaria. González, que reiteró la necesidad de cumplir los criterios de convergencia, dejó patente que no le gustan nada las nuevas medidas fiscales del Ejecutivo de Aznar, ni su programa de privatizaciones. "Para cumplir Maastricht, antes que vender una empresa pública, prefiero cobrar un duro más de gasolina", dijo.González aprovechó un almuerzo en Salamanca organizado por el Instituto de la Empresa Familiar para desvelar parte de la estrategia que el PSOE adoptará en el próximo debate presupuestario. "Habrá una discusión, y será seria, sobre la política de ingresos y gastos", dijo. El líder de la oposición afirmó coincidir con el Gobierno en cuanto al objetivo de déficit para cumplir el programa de convergencia, pero añadió que no comparte "el mecanismo" para conseguir ese déficit.
"Por ejemplo", dijo González, "no estaremos de acuerdo con medidas que abren algunos agujeros fiscales como el alivio fiscal de las plusvalías u otras de este tipo porque dificultarán los objetivos de convergencia".
Para el secretario general del PSOE, estar entre los países que formen la unión monetaria sigue siendo prioritario -"no voy a cambiar de posición por estar en la oposición"-, por lo que dijo coincidir con Aznar en la necesidad de que se realicen esfuerzos en ese sentido durante los dos próximos anos, "pero tiene que ser un esfuerzo solidario", matizó, "que afecte también a quienes hoy están tan contentos porque las plusvalías que antes podían costarles un 35% o un 40% ahora les cuestan un 20%".
"Quiero que se cumpla el programa de convergencia", concluyó. "Me parece lo mejor para los intereses de España. Por tanto, apoyaré los objetivos de déficit y no tanto porque lo imponga Maastricht, como dicen algunos, sino porque creo que conviene a nuestro país disciplinarse para mantener la capacidad de competir en esta economía cada vez más mundializada". González expresó a los empresarios su "preocupación" por la política de privatizaciones emprendida por el Gobierno porque supondrá beneficios atípicos en 1996 y 1997, pero continuar con los problemas estructurales de ingresos y gastos a partir de 1998. En este punto, reconoció que "probablemente sea necesario reestructurar los impuestos", en función de las necesidades de competitividad de la economía, pero no bajarlos.
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