Otra vez, una etapa maratoniana

Otra vez, una etapa maratoniana. Y van cuatro. Otro día de desgaste por la lluvia y el aire de cara. Otra jornada peligrosilla, con el suelo resbaladizo por el agua. Ha habido unas cuantas caídas en masa, y no sólo por la cola del pelotón. Zülle, por ejemplo, se cayó cuando marchaba en cabeza.También ha sido un día de pinchazos y averías. A Miguel se le ha roto un radio de una rueda y nos hemos parado los siete compañero a esperarle. En caso de pinchazo de otro corredor, normalmente le esperamos sólo dos, pero con Miguel, por si acaso, hemos preferido parar todos. Además, estábamos ya cerca de meta, cuando la cuestión es más peligrosa, y también soplaba el aire de cara. Estos problemas los tenemos ya muy preparados. En cuanto se produce la avería, Marino, que lleva un transmisor para comunicarse con el coche, avisa a Vidales, el mecánico, y le dice de qué rueda se trata, para que éste adelante a los demás coches cuanto antes y no perdamos apenas tiempo.Ya cerca de meta andábamos. con miedo. En el croquis que teníamos de la etapa se veía un surco muy grandeantos del último puerto y luego una pared de subida. Así que ños pusimos todo el equipo delante preparados para lo peor. Pero luego todo se quedó en un fallo ido imprenta. El puerto era mucho más suave de cómo lo pintaban. También íbamos precavidos por las rotondas ya en las calles de Besançon. Y sin embargo ha sido la llegada más fácil de cuantas hemos tenido. En eso ha ayudado la retirada de Cipollini. Con los Telekom, que es el equipo que ha tirado al final, hemos estado más ordenados que a lo que nos tenía acostumbrado el Saeco.

Gotti se ha retirado. No sé sabe si por secuelas de una caída o porque se ha resentido de los esfuerzos del Giro. A los corredores que van muy finos les afecta más el agua. Se ve que se necesita un poco de grasa para proteger los músculos. Estos días de lluvia se han de notar cuando comience de verdad el sol de julio. A muchos le! será difícil aclimatarse al calor.