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Los votantes de Mostar refrendan la division étnica de la guerra entre croatas y musulmanes

Juan Carlos Sanz

Las urnas han refrendado la partición de la ciudad herzegovina de Mostar entre croatas y musulmanes: sólo los partidos mayoritarios de ambas comunidades lograron representación en los comicios municipales celebrados el domingo, mientras la única lista multiétnica caía por debajo del 3% de los sufragios. La fuerza política hegemónica en el sector este de la ciudad, el Partido de Acción Democrática (SDA), que se presentaba al frente de una coalicion musulmana, recibió el mayor número de votos: 28.590 de los cerca de 59.000 emitidos, según los resultados provisionales hechos públicos ayer por la Comisión Electoral de Mostar.

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Le siguió muy de cerca la Unidad Democrática Croata (HDZ), que venció en la ribera oeste del río Neretva, con 26.600 votos. Para la Administración de la Unión Europea (UE) de Mostar, que gestiona la capital de Herzegovina desde hace dos años, estos resultados eran previsibles tras la sangrienta guerra que libraron ambas comunidades hasta hace apenas dos años. El alcalde de la Unión Europea, el español Ricard Pérez Casado, destacó, por encima del reparto de los votos entre las candidaturas, la "elevada participación electoral, de un 60%, en una ciudad dividida".Aunque la Comisión Electoral sólo facilitó ayer los resultados de las votaciones en los seis distritos municipales de Mostar, los técnicos de la UE efectuaron una extrapolación del reparto de sufragios que asigna a la coalición musulmana 19 escaños del Ayuntamiento central que deberá elegir entre sus componentes al alcalde, frente a los 18 del HDZ croata.

El candidato a la alcaldía del SDA, Safet Orucevic, no cuenta, sin embargo, con el apoyo de todos los miembros de su lista: al menos Un representante del Partido por Bosnia-Herzegovina (SBH) en el Consejo podría negarle su apoyo. El SBH fue fundado por el ex primer ministro bosnio Haris Siladjzic, que dimitió de su cargo el pasado enero tras enfrentarse con el presidente Alia Izetbegovic, máximo líder del SDA, al que culpa de la islamización de Bosnia.

A la vista del complejo y lento sistema electoral aplicado, heredado de la legislación de la antigua Yugoslavia, los representantes de la UE no prevén que los habitantes de la ciudad del Neretva puedan contar con su primer alcalde elegido tras la guerra antes de finales de este mes. Los candidatos no presentaron impugnaciones, ni los observadores internacionales apreciaron irregularidades graves en las elecciones municipales del domingo.

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Por otro lado, el índice de afluencia a las urnas revela indirectamente que aún permanecen en Mostar más de sus habitantes contabilizados en el censo de 1991 (los únicos autorizados a votar el domingo) que los estimados hasta ahora por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Al mismo tiempo, refleja que muchos desplazados por la guerra se atrevieron a regresar a su ciudad para ejercer el voto. Mostar contaba en 1991 con unos 120.000 habitantes, cerca de la mitad de los cuales huyeron de los combates. Alrededor de 7.400 refugiados bosnios también pudieron votar el domingo en los colegios electorales instalados en las capitales de Alemania, Suecia, Suiza y Noruega. La lista del SDA fue la que recibió la mayoría (unos 6.000) de los votos.Al final, Mostar despertó ayer del sueño de una pacifica jornada electoral en medio de aparentes signos de normalización cívica: los antiguos enemigos croatas y musulmanes intercambiaban proclamas políticas en lugar de disparos. Antes incluso de que se hicieran públicos los resultados, el presidente del HDZ en Mostar, Mile Puljic, se ufanaba de que las elecciones habían supuesto "una victoria para la paz, la democracia y la tolerancia". Puljic, que se refirió en todo momento al SDA como "partido mayoritario en el este" y "rival político", dedicó el grueso de sus críticas a la candidatura multiétnica, a la que calificó de "yugoslava", uno de los peores insultos que puedan oírse en boca de un bosnio-croata.

El líder croata aseguró que "no habrá un nuevo muro de Berlín en el Neretva".

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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