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EE UU se presenta a sus socios del G-7 como el modelo para crear empleo y reducir el déficit

Los líderes de los siete países más industrializados del mundo se reúnen a partir de hoy en Lyón con un claro, desequilibrio en el comportamiento de sus economías. Los Gobiernos europeos, enfrentados al reto de reducir sus déficit públicos, crear empleo y sacar a sus economías del bache actual, tienen mucho que aprender de su socio estadounidense, que en los últimos años ha logrado cumplir estos tres objetivos sin poner en peligro la inflación y manteniendo en un nivel moderado sus tipos de interés. Japón, mientras, sale con fuerza de la peor recesión de su historia, en parte gracias a la corrección al alza del, dólar con el yen y, en menor medida, el marco. Esta mayor estabilidad cambiaria es quizá el único logro reciente de la cooperación que promueve el Grupo de los Siete.

La delegación estadounidense, encabezada por el presidente Bill Clinton, tiene buenas razones para presumir ante sus. socios en el G-7 de la buena marcha de su economía. Desde que Clinton llegó al poder en 1993, en EE UU se han creado 9,7 millones de empleos (casi la totalidad de los generados en todo el G-7 en ese periodo), el déficit público se ha reducido a la mitad (ahora equivale al 1,8% del PIB) y la inflación está controlada por deba o del 3%. Todo ello sin que apenas se resintiera el crecimiento de la economía, que este año se espera sea del 2,3%, la tasa más alta del citado grupo.Una evolución que contrasta con la de las economías europeas representadas en el G-7: Alemania, Francia, Italia y, en menor medida, el Reino Unido. El fracaso más notable de éstas son sus elevadas tasas de desempleo, un fenómeno común al resto de la Unión Europea. En los tres primeros casos, el paro afecta al cerca del 11% de la población activa. En el Reino Unido, esta tasa ha bajado al 8%. Los programas de ajuste fiscal que están aplicando los Gobiernos europeos para cumplir los requisitos de acceso a la unión monetaria -el déficit público no debe superar el 3% del PIB- amenazan, además, con limitar la recuperación que se augura para la segunda mitad de este año gracias a las bajadas de los tipos de interés oficiales. El único éxito que comparte Europa con Estados Unidos es el control de la inflación, que se sitúa en la tasa más baja de los últimos 30 años.

Si de algo pueden felicitarse los Siete en este último año es de haber conseguido corregir la excesiva debilidad del dólar. Desde la pasada cumbre de Halifax (Canadá), el dólar se ha apreciado un 28% con el yen, facilitando así la salida de la recesión de Japón -que en el primer trimestre creció un 3%-, y cerca de un 10% contra el marco.

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