_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La gran teoría final

ElSol da una vuelta completa por la galaxia en el tiempo en el que la Tierra da 250 millones de vueltas en tomo al Sol, mientras que la Luna se está 27 días y medio para girar alrededor de la Tierra, en cuya atmósfera una gota de agua cae hasta estrellarse sobre el césped donde un balón avanza a golpe de puntapiés. Todos esos movimientos, en escenarios tan distintos y distantes, se describen con un mismo puñado de leyes. De ahí la grandeza de la mecánica: infinitos casos y situaciones responden a dos o tres fórmulas breves, compactas... y elegantes. Eso es reduccionismo, pero reduccionismo del bueno, reduccionismo por oficio, el reduccionismo de la inteligibilidad científica. En tal reduccionismo creemos cuando confiamos en un vuelo transoceánico o en un medicamento.Una civilización milenaria, una persona centenaria, una oveja veintiañera, una medusa pentamesina y una bacteria decaminutina son entes que pasan por esta vida mostrando comportamientos poco comparables entre sí, francamente. Sin embargo, la esencia de sus singulares tácticas y estrategias se explica según leyes muy generales y sencillas, a saber y por ejemplo, comer y no ser comido. De ahí nuestra comprensión por el nacionalismo crónico, por el cazador hipocondriaco, por el susto permanente del ganado, por la transparencia como idea de despiste en el mar o por la versatilidad metabólica de ciertos microorganismos. En ciencia, comprender es clasificar, reducir, comprimir. La compresión es comprensión. Lo que no se puede comprimir, como las propias leyes, es también lo que ya no se puede comprender.

Comprender una ley de la naturaleza significa entonces comprimir dicha ley dentro de otra más fundamental. A veces se consigue. Einstein murió soñando con la unificación de las fuerzas fundamentales de la naturaleza. Y Weinberg, Salam y Glashow lograron poco después, y ante la emoción de la comunidad científica, comprimir dos de ellas, la fuerza débil y la electromagnética, en una sola. La pregunta ahora es: ¿reducir las reducciones es también reduccionismo del bueno? ¿Es una clase de investigación que el científico deba intentar también por oficio? Sean todas las leyes conocidas de la naturaleza y supongamos que no descansamos mientras queden dos leyes por comprender, es decir, mientras quede una ley por empotrar dentro de otra. Si tenemos éxito en esta gloriosa empresa, llegaremos a una cierta gran teoría final, ésa sí ya necesariamente incomprensible. He aquí la cuestión: creer o no creer en una Gran Teoría Final (¿por qué me suena esta expresión?).

Pensadores de probada solvencia, pero tan dispares como el fisico Steven Weinberg o el teólogo santo Tomás de Aquino, tienden, efectivamente, a creer. Otros, en cambio, preferirían no hacerlo. Un ladrillo no puede unirse de cualquier manera a otro ladrillo. Vale. Pero intentar comprender la Alhambra por el procedimiento de mirar atentamente un ladrillo no parece un proyecto sensato.

Comer y no ser comido acaso sea una buena ley para cualquier forma de vida basada en el consumo de la propia materia viva. Pero su fuerza semitautológica sería probablemente la misma en otro universo en el que las cuatro fuerzas fundamentales fueran, digamos, seis. A lo mejor la complejidad tiene sus propias leyes, leves que hablan de información y de Combinaciones, leyes que no pueden reducirse a otras leyes que sólo hablan de materia y energía. Hacer ciencia es proponer reducciones a la naturaleza. Otra cosa, claro, es que la naturaleza se deje.

Jorge Wagensberg es director del Museo de la Ciencia Fundación La Caixa, de Barcelona.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_